martes, 26 de mayo de 2009

Dos palabras

Le dedico estas dos palabras a mi primo Marcelo: ¡ONCE KILÓMETROS!

Antes... (mi pelo indica claramente que la carrera era un domingo a la mañana)

... durante ...

... y después

miércoles, 29 de abril de 2009

Quilombo

Capítulo I
Intento que la distancia no erosione la amistad con mis amigos de Argentina. Por eso de vez en cuando, cuando se alínean los planetas (y además estoy frente a una compu), los llamo por teléfono con el maravilloso Justvoip.
Una tarde aburrida durante mi estancia en Estados Unidos, hace ya varios meses, decidí ver qué era de la vida del gran Negro Vera, mi mayor exponente amiguero en Buenos Aires. Y lo llamé por teléfono.
Tras una larga charla, ya incluso pasada la fase de preguntas irrelevantes (pero imprescindibles) del tipo "Che... ¿y seguís yendo a comer a la parrilla de Chicho?" o "¿sigue atendiendo el tarta en el kiosquito de Corrientes y Pueyrredón?", venía siendo hora de colgar. Y no fue hasta entonces que me soltó la bomba.
"Y bueno -me dice- así que todo bien, lo único lo del secuestro virtual". Me lo dejó caer como quien te cuenta que se torció un tobillo jugando al fútbol.
Automáticamente pensé en uno de esos virus que te cambian la password de algún archivo o del email y no te la restituyen hasta que no pagues un pequeño rescate. Pero no se trataba de eso. La historia que me contó me pareció tan de película que a medida que me la explicaba se me iba ocurriendo esta idea (en USA no había tildes ni eñes):
From: Cristian
Date: 2008/9/25
Subject: Una preguntita corta y al pie
To: Cesar

Negro... ayer le estaba contando a Trini (mi novia) lo del secuestro virtual de Sole y se me ocurrio escribir el guion de un corto con esa historia. Si... un corto. En la puta vida escribi un guion de nada... pero me parece que puedo hacer algo lindo con esto.
Como vos sos el "duenyo"... te queria pedir permiso para hacerlo. Te molestaria?
Un abrazote!
Chapi


Y la respuesta no tardó en llegar comunicándome que tenía luz verde ya que tanto Coppola como Almodóvar habían declinado la oferta por estar muy ocupados (al Negro le gustan esa clase de chistes). Lo escribí de a poco, basándome en una descripción de puño y teclado del mismísimo protagonista. Las primeras versiones se las envié a él y luego a otros amigos. Todos fueron haciendo aportes, ayudándome a pulirlo, corrigiendo desde las más flagrantes incoherencias hasta los mínimos errores de puntuación. En cierto momento me pareció que ya tenía una forma aceptable y la labor podía considerarse acabada.

Capítulo II

Se supone que, eventualmente, un guión termina transformándose en una pieza audiovisual. Entonces me dispuse a hacer una lista con las condiciones que tendrían que darse para que esto sucediera. Luego taché las que no estaban a mi alcance y el resultado fue éste:
  • Tener mucha guita
  • Tener mucho talento
  • Tener contactos
  • Ganar un concurso de guiones
Mi autoarengé para no tachar el último ítem alegando que no era tan difícil encontrar un jurado desprevenido. Quizás leerían mi texto recién levantados, o muy cansados antes de irse a dormir. "Participar no te cuesta nada", me dije.

Tras un poco de google dí con el candidato perfecto, el Concurso Florian Rey. No sólo era de temática libre, sino que incluso tenía una categoría de guiones latinoamericanos. Me pareció la opción perfecta aunque requería que me pusiese manos a la obra de inmediato. Sólo me quedaban cinco días para el cierre de inscripciones y necesitaba preparar todo lo requerido, incluyendo fotocopia de tu pasaporte y el guión por triplicado firmado con pseudonimo y tus datos reales en un sobre cerrado.

Fue una carrera contra reloj. Una vez tuve todos los papeles listos, los formularios debidamente rellenados e incluso un sobre gigante para meter todo dentro, me dispuse a imprimir las tres copias. Me dí cuenta de que me había olvidado de ponerle un título. Fue algo que dejé para último momento pensando que sería lo más fácil. Pobre iluso. Estoy seguro que a cualquiera se le ocurrirían mil nombres mejores, pero el tiempo me apremiaba. Entiendanme, por favor, por eso le terminé poniendo "Quilombo".

A los tres días, ya con el sobre gordo más que en camino, le estaba mostrando orgulloso a un compañero de trabajo la convocatoria del curso en el cual participaba. Cuando abrí ese maldito PDF por segunda vez noté que algo no iba bien. Le resté importancia, pero cuando mi amigo me dejó solo tuve que escribir un email:

Hola!
Mi nombre es Cristian y hace un par de días mandé un guión al concurso. Asumiendo toda la culpa quiero decir que leí "febrero" en lugar de "enero" en la convocatoria. Hoy mientras le mostraba a un amigo el concurso en el cual supuestamente participaría caí en la cuenta de mi gran error.
Envío este mail simplemente para pedirles que si existiera la remota posibilidad de incluir mi guión en el concurso (a pesar de llegar un mes tarde) estaría muy agradecido de que se contemplase.
Sin más me despido atentamente dándoles las gracias por adelantado.
No hace falta ser un premio nóbel para adivinar la respuesta, ¿no?

Estimado amigo:
Nada me gustaría más que complacerte, pero estamos obligados a cumplir las bases y no podemos hacer excepciones. Te agradezco tu participación y te aconsejo que guardes el trabajo y lo envíes a la próxima convocatoria que saldrá en noviembre.
Un cordial saludo.
Entonces, queridos amiguitos, más allá de la satisfacción de haberlo escrito sólo me queda el consuelo que ustedes, en un acto de arrojo sin precedentes, dediquen un rato de su tiempo a estas páginas con mala suerte.

viernes, 24 de abril de 2009

Pingüinos

Al poco tiempo de llegar a España descubrí la manera de caerle bien, sin mentirle, a la mayoría de la gente.
Experimenté al principio con varias alternativas a la hora de abordar una conversación por primera vez con un desconocido. La primera fue mencionar lo antes posible en la charla el motivo de mi emigración. Tras un breve intercambio de saludos intentaba de la manera más natural posible decir que venía a estudiar a una universidad, becado. Yo creía, ingenuamente, que eso me daría más aceptación pero al poco tiempo me dí cuenta que los estudiantes extranjeros, especialmente los latinoamericanos, somos moneda corriente y hemos perdido el exotismo ya hace varios años.
Más tarde, y por un período muy breve, intenté utilizar la técnica futbolera. Es decir, pronunciaba la palabra Maradona lo antes posible, como si venir de su país me diera más crédito en materia deportiva y automáticamente me transformara en un gurú o algo así. En nada me dí cuenta de que la gente acá no adora a Diego, que sus pasos por el Barça o el Sevilla fueron sin pena ni gloria y que todos lo consideran (erróneamente, pobre) un cocainómano sin retorno.
Así fueron pasando los meses y yo sin dar con la técnica de seducción del habitante local. Incluso se me pasó por la cabeza aprender tango, que siempre gana. Pero no hizo falta porque un día ocurrió el milagro.
Un comentario al pasar que le hice a un compañero serbio lo cambió todo para siempre. Me fui corriendo a probar el truco con alguien autóctono... y funcionó. Supe instantáneamente que a partir de ese momento me podía meter a cualquiera en el bolsillo. Bastaba con que tarde o temprano mencionara las palabras mágicas: "en mi pueblo hay pingüinos".
Decir algo así en el hemisferio norte (donde NO HAY de estos bichos) provoca una sobredosis de ternura en el interlocutor, quien automáticamente cambiará su cara de escrutinio por una de embobado. Como un oso de dibujitos animados al ver un tarro de miel, exactamente así.
Entonces suele sobrevenir la pregunta: "¿pero habrá que viajar un poco para verlos, no?". Y entonces la estocada final: "No, a veces cuando vas a pescar aparece alguno, y sino a 5 min en kayak hay una isla con una colonia de miles de parejas". Redondos. Caen redondos al escuchar eso.

Muy probablemente haya utilizado (años ha) esta técnica con Trini cuando empezaba a "arrastrarle el ala". Al principio pareció dar resultados pero me fui dando cuenta de que como no se cuece en un hervor y sabe la fama que tenemos de mentirosos... nunca se lo terminó de creer del todo. Incluso al mostrarle fotos siempre me retrucaba que ella también había hecho un curso de photoshop. Entonces no me quedó más remedio que llevarla.

En nuestro viaje a la "Isla Pingüino", esta sí un poco más alejada de las costas de Deseado, vimos pingus de dos especies: Magallanes (a los que Trini visita en su casa) y Penacho Amarillo. De estos últimos nos encontramos con dos ejemplares completamente antagónicos: uno bautizado "Modelo" por su belleza, plumaje brillante y cuerpo esbelto y el otro "Moco" porque a pesar de ser pingüino estaba resfriado y en un estornudo casi me baña en pingumoco. Tan asqueroso como entrañable.
Desde aquí, para ustedes dos, Modelo y Moco, dondequiera que estén les queremos rendir un humilde pero sincero homenaje:

La verdad es que tras releer todo esto me siento injusto con otros animales del pueblo que también son muy dignos de ver en acción como las toninas, los cormoranes, los lobos marinos y el oso Walter. Lamentablemente quedan opacados ante la simpatía generalizada hacia el pájaro bobo pero merecerían igualmente que se los admirara porque son espectaculares.

miércoles, 15 de abril de 2009

De vuelta

Nada de lo que pueda decir estará a la altura de lo que vivimos durante estos maravillosos días. Podría escribir un resumen de las cosas que hicimos pero no haría justicia nunca a lo bien que la pasamos.
Me quedo con una frase que me dijo Renzo al llegar. Una frase hecha, un chiché, pero sin duda una verdad grande como una casa: "es como si no hubiera pasado el tiempo".
Volver a casa y sentirte como en casa es una sensación preciosa. Lograr que alguien que va por primera vez se sienta como en casa tiene ya un mérito indescriptible. Gracias por eso, gente.

Sin duda, de todo lo que pasó durante este mes hay una cosa que es claramente la más importante: haber visto varias veces estas sonrisas.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Volver a cruzar

Para mí "cruzar el charco" es ir a Argentina. Lo demás son viajes trasatlánticos, pero no es cruzar el charco.
En el primer cruce me moría de miedo. Del otro lado no me esperaba nadie en un país distinto en otro continente del hemisferio opuesto.
La segunda vez, unos 6 meses después, decidí que no había mejor lugar donde festejar mi cumpleaños que casa. Al mes vino la tercera. Lo cruzaba de nuevo hacia ese mismo país ya no tan distinto donde algún conocido se alegraría de volver a verme.
Hubo una cuarta, de nuevo dirección casa, con el cumple de mis dos viejos como una más que suficiente razón. La quinta fue un mes y ocho aviones más tarde. Volvía esta vez a un país muy parecido y ahora sí que me esperaba alguien con muchas ganas.
Hoy es mi sexta y hasta ahora la más importante de todas. Esta vez voy a convertirme en tío. Voy a ver cómo por primera vez desde hace casi veinte años mi familia se agranda para siempre. Si este tipo de cosas no merece un cruce, entonces qué... ¿no?
A la vuelta, en el séptimo cruce, afortunadamente no me va a estar esperando la persona que yo quisiera. No. Esta vez se estará bajando conmigo del avión.
A los de allá: hasta mañana. A los de acá: nos vemos a la vuelta. A Trini: hasta la semana que viene en un país distinto en otro continente del hemisferio opuesto... con gente y pingüinos que te esperan.

jueves, 5 de febrero de 2009

Una curiosidad


Este es un post bastante corto. De hecho ya estoy llegando al final. Resulta que hoy "googleando" algunas cosas me dí cuenta que si uno busca los nombres de los números en inglés (es decir "one", "two" y así), mientras más grande sea el número, menos veces aparece en la web.
Presento aquí la cantidad aproximada de páginas por búsqueda.


3,790,000,000
for one
1,690,000,000 for two
955,000,000 for three
651,000,000 for four
550,000,000 for five
516,000,000 for six
293,000,000 for seven
197,000,000 for eight
170,000,000 for nine

No creo que este hallazgo sea suficiente para terminar mi doctorado, pero estas pequeñas curiosidades me llaman siempre la atención.
¿Alguien más tiene algún descubrimiento revelador (de cualquier índole, no necesariamente googleano, ni siquiera informático) para contarnos?

martes, 23 de diciembre de 2008

El año que viene lo importante es salir a flote
Podría empezar este texto diciendo "soy buzo". Sería una mentira importante, pero podría decirlo. La verdad verdadera es que tengo un carnet que dice que puedo bucear hasta los 18 metros (en Cataluña hasta 25 por temas legales, claro está que el mar es el mismo). En cualquier caso no quiero darle una importancia más allá de lo anecdótico a una tarjeta más en mi billetera, lo importante sin duda es lo increíblemente divertido que fue el proceso para obtenerla.
¿Cómo se nos ocurrió hacerlo? Trini recibió un mail con una oferta especial para el curso inicial de buceo deportivo y me lo renvió porque: 1) yo alguna vez le había comentado que me gustaría hacerlo y 2) tiene una memoria de elefante y se acordaba de esa vez.
Decidí hacerlo y para que fuera más divertido intenté enganchar a algún amigote para que se viniera. Terminamos siendo 6 (entre amigos y amigos de amigos). Cuando nos dimos cuenta estábamos metidos en una pileta practicando cosas que cuando te las cuentan suenan súper pro, como sacarte todo el equipo y ponértelo de nuevo... debajo del agua. La verdad es que se necesitan sólo dos clases para eso con lo cual muy difícil no debe ser, pero uno se siente un grande al hacerlo.

De esos primeros truquillos el que más me gustó es el de vaciar la máscara. Supongamos que estás a 10 o 20 metros de profundidad y te entra agua impidiéndote ver. ¿Qué hacés? ¿Se puede sacar el agua abajo del agua?. Yo pensaba que no. Pensaba: "regla de oro: que no te entre agua porque cagaste". Resulta que viene Pep, el instructor, y en dos clases me tira la teoría por la borda (acompáñese con sonido de chiste fácil). Conforme nos decía "con un par de sopliditos por la nariz presionando la parte de arriba de la máscara volvés a tenerla llena de aire", yo pensaba: cuántas cosas que hay por aprender.
Después de dos teorías y dos prácticas en piscina se suponía que estábamos listos para enfrentarnos a la naturaleza, a la mar, al otro 70% del planeta que no conocemos. A mí me parecía un poco pronto, pero decidí que si lo decía Pep sería verdad. Después de todo él era capaz de hacer cosas increíbles como vaciar una máscara debajo del agua.

Así fue como hace dos findes reservamos una pensión de mala muerte y nos fuimos sábado y domingo a completar el curso (examen incluido) los seis mosqueteros: Srdjan, Mrdzy, Albert, Jonathan, el gran Pepe y yo. Fueron cuatro inmersiones en las que aprendimos a ponernos las aletas (patas de rana) dentro del mar y muchos otros truquitos de este deporte maravilloso. Lo más difícil para mí fue sin duda compensar correctamente. Compensar consiste en taparte la nariz y soplar para que no te duelan los oídos, lo mismo que en un aterrizaje de avión. Y eso me costó un huevo las primeras 3 veces. Sin embargo en la última inmersión, la más profunda (el máximo fueron 21,6 metros) lo pude controlar casi sin problemas.

La sensación es difícil de explicar, pero lo voy a intentar: imaginate que tenés puesto un traje de 5 o 7 mm de espesor que te apreta mucho transformándote en una morcilla y te da calor. Además tenés colgada de la espalda una botella de acero que pesa un huevo y como si eso fuera poco... un cinturón con nueve kilos de plomo a la cintura. ¿A que estás pensando que eso debe ser re incómodo? Estás en lo cierto, amiguito... es tan confortable como una cama de clavos.
Ahora imaginate que los clavos se transforman en un colchón mullidito conforme te vas metiendo en el agua y ya nada pesa. Ahora todo ese bodoque humano con accesorios flota! Pero eso no es lo mejor... no señor. El sumum es cuando después de tocar fondo logramos "flotabilidad neutra", que en criollo significa "ni hundido ni a flote". Es como estar volando en el agua, como los pececitos que no se van para arriba ni para abajo. Cuesta bastante conseguir este estado siendo novato, pero al lograrlo todo cambia. Me temo que de manera irreversible.
FELISAMEMUERO PARA TODOS!