lunes, 26 de noviembre de 2007

Sebacar y Chapi en Barna






Señoras, señores... con éxtasis, euforia y fervor me complazco en comentarles que VINO SEBACAAAAAAAAAAAR!!!

Recuerdo hace ya un tiempo largo cuando me contó que dejaba la vida en la ciudad para irse a la montaña a ser instructor de esquí, y que quizás algún día pudiera hacer "doble temporada" y venirse para Andorra (a 2 horas de BCN) a ser instructor. Bueno... como el tiempo pasa, ese día llegó, de hecho hace unos diez días.

Cuando lo ví en el aeropuerto la sensación fue un poco de "hola, cabeza... qué tal el viaje" como si hubiera sido un Comodoro-Deseado. Sin embargo, a medida que el tiempo pasó me fuí dando cuenta más y más de la envergadura de la situación. SEBACAR, el increíble, el hombre de los infinitos asados, autor de frases estelares y ya famosas como "el rugby te enseña", filósofo del vino y de los encuentros con amigos, eterno discutidor criterioso, tímido al principio, desatado con confianza, gran persona y amigo personal. Ese tipo estaba en mi casa, dándome una alegría más que enorme de ver revivir momentos nuevomundísticos en el viejo mundo: mates en el Parc Güell, recitar el malevo en un pub Barcelonés, hacer una guiness frente a la sagrada familia y compartir un vino y la filosofía barata que el hecho trae aparejado en mi piso en Barna, mirando por la ventana y apreciando una ciudad maravillosa a más de 10000 kilómetros de las nuestras (maravillosas también).

Nadie... pero NADIE hubiera imaginado hace dos años que esto sucedería. Sólo dos años atrás, él estaba en Lufkin y yo en DreamSys, con otros sueños, otros objetivos. Eso es lo bueno de la vida: si uno quiere se puede tornar impredecible. Lo importante es siempre tener algo adelante, la zanahoria colgada frente a tu hocico lo suficientemente cerca como para olerla pero lo suficientemente lejos como para que tu lengua no la alcance. A veces la zanahoria cambia, pero tu reacción es la misma: perseguirla. El momento clave, donde tu cabeza hace un click es cuando te das cuenta de que ya no te importa alcanzarla. Ahora lo que disfrutás es caminar. La tenés en frente, naranja y sabrosa pero la mirás de reojo porque lo que importa es lo que ves en el camino. Vas para adelante porque perseguirla es la forma de caminar y caminar es la forma de conocer nuevas cosas. Hoy por hoy pienso que esta es la vida que quiero vivir. Una vida caminando. Resulta que Sebacar, supongo, tiene una locura similar a la mía y persiguiendo otra zanahoria completamente distinta, andando por otros lugares (y por ende viendo cosas diferentes) se cruzó conmigo.

Y lo celebramos! Eso está claro. Fuimos por toda la ciudad, caminando hasta que los pies dolieron. Dando vueltas, disfrutando, aprendiendo. Me tocó en esta oportunidad ser el guía, el amigo que no deja de ser un invitado de la ciudad pero que la conoce lo suficiente como para pasear al nuevo, al recién llegado y escupirle en pocos días todo lo que viene aprendiendo hace más de un año. Entonces impresiono... y ese es el momento en que Seba me dice "Chapi, pero vos sabés todo de esta ciudad", jaja! Pobre iluso.

Registros digitales hay pocos... en nuestras memorias estoy seguro que está todo grabado a la perfección. Yo por lo menos conservo estos días como un objeto muy valioso, bajo llave, que sólo sacaré a la luz cuando tenga ganas de contemplarlo por un ratito para volver a guardarlo y sentir el regocijo de que esté en mi poder.

Ya que de cada historia hay tantas versiones como gente que la vive, este párrafo es lo único que escribimos los dos juntos. Los invito a ver el punto de vista de mi amigo personal en su blog: http://sebacarcito.blogspot.com/2007/11/sebacar-y-chapi-en-barna.html.