lunes, 11 de enero de 2010

Una obra de ingeniería

Hace poco la vida me puso a prueba, forzándome a luchar por no sólo mi vida sino la de Trini y su familia. Procedo sin más preámbulos a dar parte de cómo se sucedieron los hechos.
Era una tarde tranquila y se respiraba ambiente navideño. Veníamos de la playa o de un viaje en barco para ver delfines, no lo recuerdo -no me quedó memoria para detalles sin importancia-. Llegábamos, cansados, al alojamiento en Port Stephens, donde pasaríamos tres días. Eran dos apartamentos contiguos, uno para Trini (grande) y Marta y otro para Trini (peque) y yo. Las puertas de ambos daban a una pequeña terraza de madera elevada unos treinta centímetros del suelo donde había una silla de camping para quien quisiera sentarse, por ejemplo, a leer.
Decía entonces que acabábamos de llegar y mientras sacábamos las llaves de una mochila interminable, alguien movió aquella silla maldita y todo lo que sobrevino fue desgracia. Un enjambre de avispas enfurecidas brotaron de debajo y se fueron directo a Trini, propinándole tres picaduras en sus miembros inferiores.
Para entender mejor lo que sucedió a continuación les pido que se familiaricen con esta esta imagen que, aunque no lo parezca, es un croquis y nos acompañará a lo largo de este post para explicarlo todo.
Con un poco de imaginación podemos ver las dos puertas (abajo), la silla maldita con el nido de avisas en color rojo (como todo lo peligroso en un croquis) y también vemos en la parte superior tres columnas que sostenían el alero del techo, protegiendo la terracita de la lluvia.
Rápidamente nos metimos al departamento de más alejado de la silla (que no era el nuestro) y Marta diagnosticó que su hermana sobreviviría. Agradecí compungido y pensé el el siguiente paso: la venganza.
El nido lo localizamos mucho después de las picaduras, cuando la mamá de Trini, la única valiente como para mover esa silla, la dió vuelta y las vimos ahí todas revoloteando.
Cuando se calmaron un poco, la mujer nos sorprendió al arrastrar la silla hasta el borde de la tarima de madera. Sentenció que si la tirábamos terraza abajo, se calentarían bastante, picando todo lo que tuviese a su alcance. Sus corajudos esfuerzos habían alejado un poco el peligro, pero para nuestro cobarde gusto seguía estando demasiado cerca de la puerta. Sólo estaríamos tranquilos una vez hubiéramos lanzado aquella amenaza fuera de la terracita.

Y ahora es cuando entro yo: me acuerdo que de chico tanto a mi viejo (él ya no era tan chico) como a mí nos gustaba Mc Giver, aquel tipo que con un chicle y un reloj era capaz de improvisar una bomba o con una papa y una aguja de tejer te sintonizaba LRI 200, radio Puerto Deseado "la que llega más lejos". Pensé que era momento para capitalizar todas esas horas frente al televisor. Entonces me armé de valor y fui al coche para ver de qué disponía.
Después de una análisis de la situación me decidí por un paraguas, una botella de plástico y una soga. Até cada objeto en un extremo y tiré el paraguas debajo de la silla, quedándome con la botella. Creo que tantas horas pescando con mi viejo también sesgaron de alguna manera la naturaleza del invento. Así es como queda la situación entonces (nótese cómo yo sólo asomaba lo estrictamente necesario):

Una vez el anzuelo-paraguas estuvo debajo de la silla, tiré la botella-plomada de tal manera que la la cosa quedó así:

Entonces sigilosamente rodeé la silla, siempre a una distancia prudencial, hasta alcanzar la botella. Luego volví inmediatamente a mi guarida, quedando la situación de la siguiente manera:

Me imagino que ya irán captando la idea: tengo la silla enganchada y basta con tirar de la soga para cumplir nuestro objetivo de sacarla de la terraza. Sin embargo, el destino me plantearía nuevos retos. Al tirar de la cuerda se me enganchó la silla en la columna. Me desesperé por un momento hasta que se hizo la luz. Desaté la botella de plástico y la lancé al mejor estilo bowling, liberándola.

Y bastó un tironcito más para poder declarar la misión cumplida.

Se generó un avisperío que no pudimos salir de nuestra guarida durante varias horas, pero el objetivo estaba alcanzado. Una vez se hubieran calmado y encontrado otro lugar donde anidar, no nos volverían a molestar (ni nosotros a ellas).
Pongo esta historia en el blog porque ya me ha pasado que tras mi entusiasmo al contarla, la gente le resta importancia. El argumento más común es "¿y era necesario todo eso? ¿por qué no le pegaste una patada repentina y te volviste corriendo?".
La única esperanza que me queda son ustedes, pues confío en que alguno sepa apreciar la elegancia de la solución. Quizás estemos ante otro de los miles de casos en que se usa una bazooka para matar un mosquito, pero yo pienso ¿qué más da? ¿no es más divertido dispararle con una bazooka que blandir un insecticida?
Para terminar, quiero agradecer a Claudi y Ana que cuando se enteraron de nuestra eventura australiana nos regalaron una navaja que nos fue útil más de una vez y la soga que protagoniza, junto a anzuelo-paraguas y botella-plomada, este relato.

14 comentarios:

Trini dijo...

La verdad es que yo hasta que no vi como lo hizo no me podía imaginar de qué iba la historia. Como todas las buenas pelis "basadas en hechos reales", ésta también tiene un texto al final: Un mes después, Trino (tb es típico cambiar el nombre) está completamente recuperada de sus heridas en "los miembros inferiores" que para quien tenga alguna duda: no son los genitales, sino las piernas.

Nancy dijo...

Ay, Dios mio, q me mato de risa imaginando la situacion- No era mas facil llamar a 'animal control', jajaja, en serio viste muchas peliculas de chico...y Trini, gracias x la aclaracion; te podes imaginar q imagen me habia hecho en mi cabeza...jaja. Un abrazo. Nancy

Renzo dijo...

Amigo... era la solución correcta al problema, no me caben dudas (o por lo menos fue la que hubiera elegido Guybrush Threepwood ó cualquiera de los protagonistas de Maniac Mansion) Si para cada problema que la vida te proponga pensás en un par de elementos cotidianos para resolverlo es que en tu infancia se vio seriamente influenciada por Brigada A, Incredible Machine y el incomparable McGyver :)
Todos los mortales que dejamos caer una lágrima al recordar esto estamos muy orgullosos de vos.
Brindo con Grog por eso!
Salud!

p.d.: si estuve muy nerd con mis comentarios sepan disculpar, estas cosas disparan recuerdos incontenibles jajaja. Abrazo amigo.

Javi dijo...

Jajaja, genial la historia y desopilante la resolución. Los gráficos fueron "lo más", y me mató el "nótese lo protegido que estaba" para justificar que se viera sólo el dibujito de tu cabeza.
Eso sí, yo hubiera usado sólo un par de elementos (si es que los tenía a mano): desodorante y encendedor, y las pulverizaba a todas y a la mierda...

Abrazo!

PD: Una vez controlada la situación, me imagino que habrán festejado la hazaña con una cervecita y una buena picada...

Marta Segundo dijo...

Ja, ja, ja, ja, no sabes cómo nos hemos reido!!!
Si flipé en vivo y en directo el día en que te las ingeniaste para echarlas del porche, no he podido alucinar más con tus gráficos del momento en cuestión!!!
La verdad es que las tres fuimos bastante escepticas cuando agarró los 3 elementos en cuestión y nos explicó lo que iba a hacer. Pero quedamos rendindas a sus pies cuando consiguió su objetivo!
Javi, la idea de quemarlas también salió , no sé si por parte de Cris en ese momento de ira, pero la imagen de salir ardiendo la silla, el porche y los apartamentos la hizo desaparecer rápidamente.
Excelente relato!!cada día te superas!!
Besos
Trini grande y Marta

Núr dijo...

La solución es ingeniosa, no te voy a quitar mérito, pero creo que una patadita y una carrera el efecto habría sido el mismo, no? Todo sea para ahorrarse unas cuantas picaduras! :)

ABU dijo...

muy bueno el relato !!!!!!!!!!!!!los graficos me mataron!! pero algo me pone inquieta ¿de chico,veias a Tarzan?? lamento decirte que me gusto la idea de Javi tambien.
me siento orgullosa de mi nieto y como resolviste ese terrible trance.

Cristian Perfumo dijo...

Hola, amiguitos...

Gracias por los comentarios. Una pequeña actualización: para aquellos que encontraron los croquis insuficientes... ACABO DE ENCONTRAR UNA FOTO DEL LUGAR DE LOS HECHOS! (gracias Marta). Se puede ver acá.

Abrazote!

Trini dijo...

Jajaja por primera vez en la historia sirve de algo que mi hermana le haga una foto a cada habitación de cada sitio al que vamos, jajaja

SebaCar dijo...

Chapi, tengo que confesar que la imagen me desilusionó un poquito. Primero pensé que la terraza era más grande y después pensé que la silla caería por una colina o algo similar a una pendiente, que se iba alejar mucho más...
Mi respuesta corta sería "arasí las espantaste lejos"... jajaja
Muy bueno el comentario de Ren !!!! Y yo, como Javi, las hubiese quemado sin importar la silla.
Igualmente el post fue tremendo con un esfuerzo de producción impresionante.
Abrazo Grande !!!

YO!

Ana dijo...

Ole, ole y ole. Estás fatal de la cabeza, Cristian, que lo sepas. Pa que veas que nuestros regalos no son nada absurdos y que en cualquier momento te sacan de un apuro, a ver si te crees que McGiver sólo se veía en Argentina ;) Besos gordos pa los dos de los dos!

alexander dijo...

Hola gente...
Como éstos bichitos sólo atacan si se sienten amenazados, simplemente habría tomado la silla por el respaldo para alejarla lentamente, lo cual habría sido mucho menos divertido... pero habiendo logrado un final satisfactorio, sólo queda felicitar el emprendimiento!
No sé cómo llegué aquí, a éste blog, pero como tus relatos tienen siempre aventura, diversión y sobre todo entretenimiento, sigo leyendo cuando me llega alguna actualización, jaja!
Saludos!

mazlov dijo...

Juaaaaaa! me hiciste reir un montón con la historia. Antes de leer el post, hice un repaso rápido por los dibujos y pensé que era algo similar a The Incredible Machine (con el que me pasé hooooras jugando)... qué bueno que sepas aprovechar esas cosas que ves en MacGyver!!
Como diría mi hermano, "la tele te enseña" :)
Un abrazo grande

Unknown dijo...

Tremenda la historia...me identifiqué tus métodos de persona que le dan asco los bichos, caracterizados básicamente por acercarse lo menos posible al odioso animal para matarlo (si hay que hacer equilibrios o usar una escoba a través de una puerta semicerrada da igual, lo que importa es no tocar al bicho y SOBRE TODO que él no te toque a ti). El ingenio se agudiza ante el peligro, pero tendrás que disculpar mi poca imaginación para con los gráficos de croquis...al principio pensé que tu monigote no eras tú, sino el paraguas abierto...y claro, no entendía nada!
Se os echa de menos en septiembre locuelos!
Muas de Barreiro (Ana)