martes, 22 de abril de 2008

Nuevas experiencias
La versión masiva de la mancha congelada: resulta que hay una especie de moda ahora que consiste en congelar una parte de una ciudad por 5 minutos. Básicamente se hace circular una cadena de email diciendo que todo el que quiera está invitado a congelarse algún lugar y momento. En este caso fue en la Plaza Real de Barcelona. Un montón de personas moviéndose y cuando sonaba la trompeta, CHAC! todos congelados! 5 minutos de inmovilidad hasta que al volver a sonar la campana, se volvía a la normalidad. Mirá si me lo iba a perder!!!
Yo fui con Srdjan y Trini e imprivisamos congelarnos mientras él, encapuchado, le robaba el bolso a ella, que iba caminando de mi mano. El resultado: este es el video oficial




En el minuto 1:11 se ve a Srdjan (mi compañero de piso) encapuchado robándole el bolso a Trini (vestida de rojo y con lentes). Yo estoy de la mano de ella pero no aparezco :(
Cambiando de tema, el otro día estuvimos con Pepe en Irlanda. Fuimos a visitar a Ana que está perfeccionando su english allá. Paseamos mucho porque alquilamos un coche. Realmente esto te da muchas libertades pero haberlo hecho justo en ese lugar tiene una parte mala que paso a explicar:
Manejar por la izquierda es algo que ni siquiera vemos en las películas, pero que pasa. Irlanda, entre otros países como Inglaterra, Australia y Japón, es tierra de ir por la izquierda. Todo es al revés: se entra en una rotonda por la izquierda, se adelanta por la derecha. Todo perfectamente simétrico. Incluso los coches: el volante está del otro lado y los cambios se ponen con la izquierda. Resumiendo sería algo así como un despelote :)
Al principio es como cuando uno está aprendiendo... va nervioso y no entiende mucho. Después del sexto golpe de tu mano derecha contra la puerta, te das cuenta que la palanca de cambios está del otro lado y le das la orden a la izquierda. Al cabo de una hora vas como pancho por tu casa hasta que por algún motivo tenés que doblar inesperadamente. AHÍ! es cuando te volviste a meter por la derecha y te ganás bocinazos de todos lados. Por suerte... nos turnábamos con Pepe (y una vez también manejó Ana) entonces eramos varios pares de ojos prestando atención. Yo solo hubiera sido catastrófico.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Bonus tracks!
Volviendo a Barcelona, entre aeropuertos y aviones me dispongo a escribir este resumen de mis vacaciones en mi patria madre.
Hubieron muchos puntos muy altos, muchos momentos buenos. Sin duda uno es la "mega fiesta" que me organizó mi familia, que ya es casi un clásico y que disfrutamos como locos!!! Además volví a convivir con Mamá, Papá, Mariana y la Abuela, aprendí un poco sobre la cría de conejos gracias a mi amigo Gatto que ve en los gazapos el futuro, estuve para el cumple de mis dos viejos, hablé con mi hermana sobre estudiar en la universidad, salí por primera vez a tomar algo con mi abuela a solas, fui a pescar con mi viejo, hablé mucho con mi mamá, hicimos varios asados en varios lugares, me reencontré con mucha gente que quiero y que me quiere... en fin, un mar de cosas buenas que siempre quedan en la memoria.
Como si fuera poca toda esta alegría, hubieron tres cosas totalmente inesperadas que me regalaron 3 momentos espectaculares tipo "bonus track". El primero en aparecer (y el último, en concretarse) fue el viaje al Chaltén. Un día aparecen Renzo y el Oso en mi casa y me preguntan qué voy a hacer el finde. Como tenía pensado ir a ver amigos a Comodoro, explico que voy a ir ahí y me dicen "¿Y si nos vamos al Chaltén?". Acepto gustoso y al otro día ya pagamos el alojamiento. De manera inesperada Ren tiene un problema familiar y tenemos que suspender el viaje. Ante la duda, postergamos la reserva en el hotel una semana y esperamos.
Mientras tanto, yo ya me había ido a Comodoro a ver amigos. Tras comentarle este problemita a Esteban mientras compartíamos una Quilmes Stout, él me cuentaque su vieja estaba alquilando una cabaña en el bolsón y que había lugar, así que ahí nomás acepto la oferta y sumamos a Mariano. Los tres un fin de semana al Bolsón (Esteban... ¿las fotos para cuándo?). Salimos el viernes a las 4 de la tarde y llegamos a las 3 de la madrugada. Hubieron mil momentos para recordar como una nube de mosquitos de 15 KM de diámetro, una tarde en la fábrica de cerveza artesanal (¿no es contradictorio que si es artesanal tenga una fábrica?), una dueña del hostal (la segunda noche no había lugar en la cabaña) que decía "yo soy norteamericana pero eso ya fue" o "eso está lleno de hippies" cuando ella vivía en una granja con paredes de botellas, haciendo cerveza artesanal, toda desgarbada y con pelos largos!!!
Decía que hubieron mil momentos que quedan en el recuerdo (si no nombro alguno, la seguimos en los comments con ayuda de Mariam y Esteban) pero me quiero quedar con uno: la subida al Piltriquitrón, el cerro más alto del lugar. No es de tan fácil ascenso porque es empinado y largo pero tampoco es para andinistas. Tuvimos que dejar a la abuela de Esteban en el camino así que subimos Esteban, Margarita (la mamá), Mariam y yo.
Está clarísimo que nos costó un Perú, pero tuvo su recompensa. Antes de llegar al "refugio", el último punto de civilización a 1500 metros de altura que consiste en una cabaña con una parejita que vende cerveza artesanal y torta casera, encontramos el Bosque Tallado . Según parece es un bosque que se incendió y los artesanos tallaron los árboles secos con diferentes formas. Realmente está muy bueno y algunas esculturas parecen de película. Seguimos subiendo y mientras compartíamos una cerveza artesanal en el refugio vemos volar cóndores. No como se suelen ver, un pájaro en el cielo que podría ser confundido con un aguilucho. No señor... bien de cerca. En ese momento sentí que se estaba coronando la situación. Ya no importaba el cansancio del ascenso ni el gusto horrible de esa cerveza. Estábamos a 1500 metros de altura viendo cóndores y compartiendo con amigos ¿puede ser mejor?
Volvimos del Bolsón pasando por el parque nacional Los Alerces que tiene unos paisajes imposibles y tomando (tanto o más que a la ida) tereré, que es mate frío con jugo de limón o pomelo. En total fueron unos 1800 kilómetros manejados en su mayoría por Esteban, siendo yo piloto suplente para ciertos momentos (como cuando "enganchamos una liebre").
Otro punto inesperado fue lo del casamiento de Pauli y Jorge: la noche anterior al gran día, yo estaba en la casa de los padres de Renzo charlando de cosas de la vida cuando me suena el teléfono y Jorge me pregunta si quiero ser testigo porque el "titular" había tenido un problemita de salud y no llegaría. Acepto y ni bien corto el teléfono me empiezo a preocupar porque ya no iba a ser un invitado más, ahora iba a ser EL TESTIGO (trucho, como me bautizaron, pero testigo al fin). Sobre la marcha cambié la vestimenta para el civil. En lugar de jean y camisa clavé traje y corbata para estar a la altura. Firmamos el libro y a la noche estamos de fiesta. Una fiesta hermosa que duró hasta las mil quinientas. Habíamos quedado con Renzo que él pasaba tipo 5:30 por mi casa pero a esa hora yo seguía bailando (y Gastón, que pasaba música en la fiesta seguia trabajando) así que dos tripulantes del viaje a Chaltén estábamos atrasados.
No sé si esto lo leerán Pau o Jorge alguna vez, pero tengo unos 4 o 5 granos de arroz que voy a conservar durante unos años y un cierto día se los voy a dar como una grata sorpresa. No importa que lo escriba acá, porque se van a terminar olvidando de esto y se van a sorprender cuando los reciban de cualquier manera :P
Terminado el casorio fui para casa a cambiarme y agarrar la mochila que (como en los programas de cocina) ya tenía previamente preparada. Llegan en la camioneta Ren (al volante), el Oso (adelante) y atrás Gastón y el Negro Raúl. Mi viejo (que se había levantado a esa hora de la madrugada para desearnos buena suerte) nos dice que vayamos con cuidado y que lo pasemos bien. Y arrancamos.
De este viaje también me quedan mil momentos lindos como el quilombo que armamos en el hostal tocando y cantando chacareras y tangos de la mano del Oso y Raúl, o como cuando uno dijo "Oso, vos te tirás pedos contorsionistas" y como todo el mundo puso cara de no entender, dijo "porque parece una banda tocando"... aaaaahhhhh!!! concertista!!! jajajaja.
También puedo tomarme el atrevimiento de elejir un momento de este viaje. Para mí EL momento fue el día del glaciar Huemul. Llegamos al Lago del Desierto, a 37 km de Chaltén y sólo había un puesto de choripán regenteado, cómo no, por un cordobés. El lago es maravilloso, increíble... es una postal de sol a sol. Le preguntamos al choripanero qué tal la subida al Huemul y dice que los últimos 80 metro son jodidos pero que el resto es fácil. Imagínense cómo sería que pensamos "estos son los últimos 80 metros" unas 4 veces. LLegar arriba fue impactante. Un glaciar derritiéndose y formando una laguna a sus pies que por el otro lado rebalsaba y se transformaba en un río. No había casi nadie. Comernos un sánguche ahí, tomando agua del deshielo es el momento que elijo. De nuevo, lo elijo porque se suavizaban todas las desventajas: no importaban las moscas ni el sol quemándote el doble. Estábamos ahí, frente a un glaciar para nosotros solos, charlando, comiendo y riéndonos.
En fin... un viaje espectacular con tres frutillas en la torta que quedan en mi memoria.
GRACIAS!

lunes, 14 de enero de 2008

Un Deseado Puerto

Tengo la costumbre de escribir en este lugar para compartir con mi gente de Argentina las cosas que me pasan en el viejo mundo. Resulta que esta vez, la tortilla se da vuelta y encuentro en mi hometown, Puerto Deseado, escribiendo para mi gente Española, Catalana, Argentinos no residentes y demás yerbas de esta fauna diversa que alguien llamó alguna vez humanidad.

Para ir ambientando... Puerto Deseado está situado en el paralelo 47S mientras que Barna es el 41N. Eso en criollo significa que acá hace más frío que allá. De hecho, ya estrené una campera (chaqueta) que me regaló mi familia con intenciones de que la use recién a mi regreso. Pobres ilusos, hace 17 años que viven en el sur y todavía no terminan de aprender que en verano también hace frío.

Otra cosa muy curiosa es el tema luz natural. Dice una canción patagónica:


Sabes, el sol está tan alto
casi es la medianoche
eso pasa en verano.


a la cual nosotros siempre le cambiamos el último verso por:

eso pasa en Deseado.


La cosa es que, como se aprecia en la foto, son las 22:30 y esto está de día como si fueran las 5 de la tarde.

Para el que no tiene idea de dónde vivo: para llegar de Barcelona tuve que tomar 4 aviones y después de eso, 4 horas en coche. Tiempo total: 52 horas de viaje (haciendo noche en Buenos Aires). Por suerte, al aterrizar el último avión me estaban esperando mis viejos en el aeropuerto (la ciudad se llama Comodoro Rivadavia) y cuando salimos a la intemperie el viento patagónico me hizo tambalear como diciendo "bienvenido a casa, pibe".

Se imaginarán que todo es reencuentro: lugares, gente, olores y cualquier rastro que por más ínfimo que parezca, te trae alguna anécdota de la infancia o adolescencia. Realmente una sensación muy linda.

El sábado hicimos lo que yo denominé "mega fiesta en Deseado". Nos juntamos en un quincho* con toda mi familia, amigos varios no sólo de Deseado sino de Comodoro también. Estos últimos recorrieron 300 kilómetros exclusivamente para venir a compartir un asado una noche conmigo. Especiales gracias a Ana, a Carlos y a Caro (papás y hermana respectivamente de Sebacar, también conocido como Punta de Diamante o simplemente Seba). Mariano también merece gratitud por haber hecho coincidir sus vacaciones con las mías para que nos encontremos en Puerto Deseado, lugar en el cual ya hace muchos años que no vivimos durante el año pero al cual siempre volvemos con precisión casi pingüineril.

Mi familia fue la encargada de organizar todo, así que repito lo de siempre... con ellos no valen las gracias. A estos tipos hay que hacerles un monumento con algún material bien resistente tipo bronce, para que quede para toda la vida. Mi papá junto a Carlos hicieron el asado que salió espectacular y entre mi mamá, mi abuela y mi tía organizaron todo el resto. Mi hermana, pobre, no pudo ayudar mucho porque tiene un pie quebrado así que está con un yeso y muletas. Yo la quería hacer trabajar igual, como cualquier hijo de vecino pero el resto de la gente fue más piadosa ;)

Comida sobró "p'aburrír" como dirían por aquel lado. De este lado diríamos "para hacer dulce". Ambas frases tienen el mismo significado: durante la próxima semana y media voy a comer asado y ensalada. El lado positivo es que me voy a "poner al día" así no extraño tanto cuando vuelva para Barna, no?

La megafiesta fue inmejorable. Esta vez sin manchas de fernet en el techo como la vez pasada pero con el mismo espíritu fiestero. Cantó el Oso con parte de la gente de su banda, que son unos genios, para completar la postal del asado siempre en el mismo lugar, con la misma gente que ya se transformó en un clásico. Nos reímos mucho, cantamos y hasta salieron un par de cantitos/chistes (llamados aros en Argentina) inventados por mi papá y por el de Seba respectivamente:


Ayer pasé por tu casa
y me tiraste con un inodoro
me olvidé**

Ayer pasé por tu casa
y me tiraste con una computadora
casi me interné.


En fin señores, con alegría me despido de todos dejándolos en compañía de un video que es realmente un despelote sin mucho sentido pero da una idea de todo lo que nos reímos en esa fiesta!













Abrazo



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* La RAE dice que es un cobertizo con techo de paja sin paredes. Eso en la Patagonia no existe porque se volaría y además todos se cagarían de frío. Cuando digo quincho me refiero a un salón grande con una cocina que tiene parrilla para hacer asado donde la gente se junta a celebrar cosas.

** La mitad de la gente no lo entendió, pero es buenísimo!!! me olvidé = meo el bidet

miércoles, 2 de enero de 2008

Andorra, Navidad, Año Nuevo y el viaje a Casa (con mayúscula)
Hacía un tiempo largo que no escribía nada por estos lares. No es porque me haya olvidado de las miles de personas que a diario entran para ver si actualicé o que no haya pasado nada interesante en mi vida! Al contrario... estuve tan ocupado con cosas interesantes que se me complicaba pegarme una vuelta por acá para irlas inmortalizando. Es por esto que en este post trataré de hilvanarlas de la mejor manera posible para que compartan conmigo esta serie de experiencias y festejos.

ANDORRA
Para empezar a full: fuí a esquiar. Sí, señores. Por primera vez en mi vida me subí en un par de zapatillas de metro y medio de largo y me deslicé en el hielo.
¿Se acuerdan que en el post anterior contaba que Seba había estado unos días conmigo con destino final Andorra? Bueno... esta vez me fuí yo para allá y le devolví el favor ;).
Llegué un sábado al mediodía y como Seba estaba trabajando, me dí una vuelta por Andorra la Vella, la capital (Andorra es un país diminuto entre Francia y España). Hay mucha cosa comercial porque es un lugar con impuestos más bajos así que todo el mundo compra alcohol, tabaco, electrónica y demás cosas de la misma manera que nosotros lo hacemos en Usuhaia o en Punta Arenas. Mientras me comía un sánguche en el banco de una plaza y alternaba mi atención entre los transeúntes y las palomas que no me dejaban en paz, concluí que hay la misma cantidad de argentinos por metro cuadrado en Andorra que en la calle Florida un viernes al mediodía. La densidad sería aún mayor al irnos a las pistas de esquí.
El sábado a la noche estaba ya en casa de Seba, en Encamp. Vive con tres chicos más: dos argentinos y uno Catalán. Son todos extermadamente buena onda así que la cena y el vino antes de dormir fueron amenos. Entre todos me recauchutaron un equipo de esquí completo excepto botas que tuve que alquilar (5 euros el día) así que desde aquí mi más sincero agradecimiento para todos por prestarme, cada uno, algo.
Fuimos a hacer dedo con Seba el domingo tempranito para irnos a la pista, pero como llevábamos las tablas (las de Seba duermen en la pista), nadie quería levantarnos. Entonces el increíble, después de un mes trabajando ahí se da cuenta que tiene un uniforme de color azul, todo esponsoreado y que eso lo convierte en un instructor de esquí, dándole acceso gratis al funicular que quedaba exactamente frente a donde hacía media hora nos congelábamos y que lo llevaba directo hacia su trabajo. Solucionado: me voy en el "funi" y vos te quedás haciendo dedo. Perfecto: sin un mapa de nada, solo, cagándome de frío y haciendo dedo para ir a un lugar al que jamás fuí


Cuando dejaba de sentir el índice del pie derecho (meñique, anular y mayor ya estaban KO) me levanta un andorrano salvador que iba exactamente adonde iba yo: Grau Roig. Gracias querido Lluis, Francesc, Toni o como te llames!!!
Superadas estas dificultades técnicas y pagado mi pase, nos vamos "a la nieve" con Seba que (gracias, genio!) se había borrado las dos primeras horas de clase (perdiendo guita por mi culpa) para enseñarme. Para que se den una idea de mi nivel, empezamos con "Introducción a la técnica para subirse a un esquí I". Aprobé con éxito algunas de estas miniasignaturas, NO ASI "Sistema de frenos sobre esquíes II" ni "Cómo ir hacia izquierda o derecha a voluntad" I, II y III.
Seba tiene un cassette puesto. Cuando me hablaba a mí no era seba, era un instructor de esquí. Ponía ese tonito un poco antinatural que ponemos todos cuando explicamos algo. Una voz un poco impostada y las palabras con una cadencia casi de canción. De a ratos se acordaba que su alumno no era un nenito de 5 años ni una inglesa de 40 ni un español de 27... ERA YO! Su amigo!. Entonces repentinamente cambiaba el tono y las palabras. Algo así como:
"Y ahora abrimos la izquierda y presionamos hasta sentir en el dedo gordo nuestra fuerza. Hay que encontrar el punto, sentir el esquí. Desde que nacemos nos enseñan a sentir con las manos, aprender a esquiar es aprender a sentir con los pies... ENTENDÉS, BOLUDO, NO??? SINO DECIME Y TE LO DIGO DE VUELTA, EH???"

En fin... justo cuando nos íbamos a subir a un medio de elevación que te lleva a la cima de la pista para principiantes (o "de los tontos"), se tuvo que ir a dar una clase dejándome solo desamparado ante tanta montaña. Para no desaprovechar el tiempo, decidimos (mi coraje y yo) subir a nuestra costa. Después de esas primeras bajadas elaboré una teoría "si no se sabe doblar ni frenar en esquí a velocidades ridículamente bajas, no se sabrá tampoco bajando al caño desde lo alto de una cuesta". Y ahí tuve que improvisar de la siguiente manera: si voy muy muy rápido y me estoy por estrellar contra alguien, me tiro al suelo y me parto la crisma yo solo". Funciona.
En fin... cuando seba terminó las clases comimos algo y volvimos a esquiar ahora sí con más éxito de mi parte, concluyendo que me gusta la nieve.

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NAVIDAD
Nos juntamos en casa, con mis compañeros de piso (Armin y Aileen, EEUU y Sergio, Serbia) y un amigo argentino denominado hasta ese día Augusto.
Comimos bastante y nos empezamos a quedar dormidos en el sofá cuando nos despertamos y nos activamos increíblemente con Augusto para ir a un bar y luego a una discoteca. Augusto a las 6 y media se tenía que ir al aeropuerto porque volaba para Argentina. Por lo que me contaron... llegó.
Creo que las palabras para presentarles a Augusto están de más, teniendo este testimonio, registrado con mis propias manos esa mismísima nochebuena. A partir de ahora para mí es "Augusto Noel":




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AÑO NUEVO
Para año nuevo vino Seba a pasarlo a Barcelona. Lo pasamos en la casa de Toni y Sandra, amigos de Trini, con ella y Ana Barreiro. Nos divertimos mucho (esta vez sin entrevistas a nadie). A las 12 nos comimos las uvas, una con cada campanada y cada uno a su manera: algunos se las meten todas a la boca y después a arreglárselas, los más cuidadosos las despellejan y les sacan las semillas. Yo a lo bestia.
Fue muy lindo pasarlo con todos ellos porque son gente adorable. Con Toni y Sandra, los dueños de casa, de una calidez impresionante. Con Ana porque es mi primera amiga del otro lado del charco, con Trini porque es Trini y es increíble (ustedes saben) y con Seba porque es un lujo tener un amigazo como él y poder brindar a las 12 juntos, a tantos kilómetros de casa.
Después nos fuimos a una fiesta en un colegio donde nos encontramos con el resto de la mafia y en medio de la misma, tipo 3 y pico, llamé a casa para desear felisamemuero argento. Un ratito más tarde llamaría mamá para darme una sorpresa: mis hermanos del alma Gatto, Mariam y Javi habían pasado a brindar con mi familia. Un gesto impresionante que agradeceré dentro de menos de una semana, cuando del otro lado del charco atrasemos el reloj unos 7 días para que al dar las 12 brindemos por un feliz 2008!

BUEN AÑO PARA TODOS, MANGA DE DEGENERADOS! LOS QUIERO.

lunes, 26 de noviembre de 2007

Sebacar y Chapi en Barna






Señoras, señores... con éxtasis, euforia y fervor me complazco en comentarles que VINO SEBACAAAAAAAAAAAR!!!

Recuerdo hace ya un tiempo largo cuando me contó que dejaba la vida en la ciudad para irse a la montaña a ser instructor de esquí, y que quizás algún día pudiera hacer "doble temporada" y venirse para Andorra (a 2 horas de BCN) a ser instructor. Bueno... como el tiempo pasa, ese día llegó, de hecho hace unos diez días.

Cuando lo ví en el aeropuerto la sensación fue un poco de "hola, cabeza... qué tal el viaje" como si hubiera sido un Comodoro-Deseado. Sin embargo, a medida que el tiempo pasó me fuí dando cuenta más y más de la envergadura de la situación. SEBACAR, el increíble, el hombre de los infinitos asados, autor de frases estelares y ya famosas como "el rugby te enseña", filósofo del vino y de los encuentros con amigos, eterno discutidor criterioso, tímido al principio, desatado con confianza, gran persona y amigo personal. Ese tipo estaba en mi casa, dándome una alegría más que enorme de ver revivir momentos nuevomundísticos en el viejo mundo: mates en el Parc Güell, recitar el malevo en un pub Barcelonés, hacer una guiness frente a la sagrada familia y compartir un vino y la filosofía barata que el hecho trae aparejado en mi piso en Barna, mirando por la ventana y apreciando una ciudad maravillosa a más de 10000 kilómetros de las nuestras (maravillosas también).

Nadie... pero NADIE hubiera imaginado hace dos años que esto sucedería. Sólo dos años atrás, él estaba en Lufkin y yo en DreamSys, con otros sueños, otros objetivos. Eso es lo bueno de la vida: si uno quiere se puede tornar impredecible. Lo importante es siempre tener algo adelante, la zanahoria colgada frente a tu hocico lo suficientemente cerca como para olerla pero lo suficientemente lejos como para que tu lengua no la alcance. A veces la zanahoria cambia, pero tu reacción es la misma: perseguirla. El momento clave, donde tu cabeza hace un click es cuando te das cuenta de que ya no te importa alcanzarla. Ahora lo que disfrutás es caminar. La tenés en frente, naranja y sabrosa pero la mirás de reojo porque lo que importa es lo que ves en el camino. Vas para adelante porque perseguirla es la forma de caminar y caminar es la forma de conocer nuevas cosas. Hoy por hoy pienso que esta es la vida que quiero vivir. Una vida caminando. Resulta que Sebacar, supongo, tiene una locura similar a la mía y persiguiendo otra zanahoria completamente distinta, andando por otros lugares (y por ende viendo cosas diferentes) se cruzó conmigo.

Y lo celebramos! Eso está claro. Fuimos por toda la ciudad, caminando hasta que los pies dolieron. Dando vueltas, disfrutando, aprendiendo. Me tocó en esta oportunidad ser el guía, el amigo que no deja de ser un invitado de la ciudad pero que la conoce lo suficiente como para pasear al nuevo, al recién llegado y escupirle en pocos días todo lo que viene aprendiendo hace más de un año. Entonces impresiono... y ese es el momento en que Seba me dice "Chapi, pero vos sabés todo de esta ciudad", jaja! Pobre iluso.

Registros digitales hay pocos... en nuestras memorias estoy seguro que está todo grabado a la perfección. Yo por lo menos conservo estos días como un objeto muy valioso, bajo llave, que sólo sacaré a la luz cuando tenga ganas de contemplarlo por un ratito para volver a guardarlo y sentir el regocijo de que esté en mi poder.

Ya que de cada historia hay tantas versiones como gente que la vive, este párrafo es lo único que escribimos los dos juntos. Los invito a ver el punto de vista de mi amigo personal en su blog: http://sebacarcito.blogspot.com/2007/11/sebacar-y-chapi-en-barna.html.

sábado, 13 de octubre de 2007

Asadazo!

Cuando todos pensaban que el blog era un pueblo fantasma... llega directamente desde las yemas de mis dedos el relato del asadazazazazazo que nos comimos el otro día.
Hecho por mí, debo humildemente decir que se dejaba comer. Hicimos chorizo criollo, morcilla, tira de asado, vacío y matambre a la pizza. Como a último momento se agregaron dos personas, suplementamos con unas butifarras que son como un chorizo pero catalán y a los efectos del asado se integran muy bien.


Conseguir la carne, como siempre requiere hacer un viaje un poco más largo que al super de al lado de tu casa, pero tuvimos tanta buena suerte que cuando fuimos a un mercado grande que hay en el centro (con Trini, que fue la única que aceptó levantarse temprano y acompañarme), encontramos a "Carnicería Maruja, especialidades en cortes argentinos". Hasta chimichurri vendía la mujer (española). Se ve que se dió cuenta que somo más de tres o cuatro por estas latitudes y vió un nicho de mercado, jeje.
Los invitados fueron mis amigos argentinos y mis amigos locales (5 y 10 respectivamente) y lo hicimos en un lugar donde la gente va a hacer asado (muchos argentinos y yoruguas, muchos latinoamericanos, algún que otro local también se anima a las "barbacoas").
Javi, un amigo que conocí en el curso de catalán, fue con su mujer y su hijo de tres años, Manu. En un momento Andrea (Manu's mamá) lo acerca a la parrilla y le dice "Manu, mirá, esto es un asado, vos nunca viste un asado". Y sentí un escalofrío por la espalda ante la responsabilidad enorme de ser quien por primera vez le enseña a un argentinito lo que, muy probablemente, para el resto de su vida va a ser su comida preferida.
Después de comer lo de siempre... la tertulia, unos mates, terminar el vino, hablar de fútbol y de las pavadas que te vengan a la mente en el orden que aparezcan. Preguntando cosas catalanas, respondiendo cosas argentinas, aclarando la diferencia entre mate y heroína, aprendiendo la diferencia entre langostino y gamba (que para mí es un langostino) y poco a poco el desgranamiento que concluye con los cinco gatos locos que se quedan hasta que se hace casi de noche. En este caso, Trini, Javi, Andrea, Manu y yo.
Las fotos son gentileza de Javi (quien aparece haciendo un sanguchito con su hijo y yo).
En realidad un poco inconscientemente el asado coincidió con el año de mi llegada a Barcelona (y también la de Javi y familia), así que sin querer, ahora que me doy cuenta, lo festejamos a lo grande!


Un abrazo para todos y Manu, espero que te haya gustado!

lunes, 20 de agosto de 2007

Portland, Oregon

A ver… repasemos esta aventura de pies a cabeza (si algo está en negrita es porque tiene foto acompañando):

Este viaje consta de dos partes casi tan distantes que parece que hubiese ido a dos lugares diferentes. La parte uno es la que todo el mundo espera, detallada a continuación.

Tomo el vuelo tempranito la mañana del domingo. Barcelona-Frankfurt-Portland. Salgo a las 9 de la mañana, viajo 13 horas y llego a las 12 del mediodía a USA Es lógico, mi papá me lo enseñó con alguna fruta ya hace muuuucho tiempo pero no deja de sorprenderme.

Llego al Hilton de Porland, hago el famoso check-in y tomo un ascensor que en 23 segundos (cronometrado) me lleva desde la planta baja a mi habitación en el piso 22. La cama de cuatro plazas y medial, adentro del placard había hasta una plancha y mil mariconadas del estilo. Es más, creo que nunca poseí tantos productos para la higiene personal como esta vez: en el baño había enjuague bucal (no), shampoo (si), acondicionador (no), gel de baño (no), jabón (bueno, si), gorro de baño (por favor, mariconadas no) y vaso para lavarse los dientes (claro que no!, un verdadero macho hace huequito con la mano y caza al vuelo lo que puede del chorro).

Tras inspección a la habitación me dispongo a dar un vueltón por la ciudad. Pregunto a uno de los cincuenta mil conserjes dónde se puede ir un domingo y me dice que vaya al “Saturday market”. Voy, incrédulo, creyendo que me estaba timando el pelo pero cuando llego resulta que era verdad nomás. En realidad se llamaba “Saturday market, also open on Sunday”. Era lo que uno en criollo llamaría “feria de artesanos anexo comida”. No compré nada porque me parecía un mal comienzo arrancar el viaje gastando en chucherías del estilo “anillos de titanio” o “peine para perros”.

A la nochecita era la recepción a la conferencia. Te daban la documentación, el programa de actividades, comida y sorteaban un IPod. ¿A que no saben quién se ganó el IPod? Otro, no yo. Obvio.

Bueno, tras un rato de charlas nerds con la gente por ahí decidí irme a dormir porque esto del jet lag, los planetas girando y la diferencia horaria hace que a las 9 de la noche te sientas como si hubieses trasnochado (lógico, porque es lo que técnicamente hiciste).

Sobre la conferencia no voy a hablar mucho, en primer lugar para no aburrir y en segundo lugar para no aburrirme. Realmente no estuvo demasiado interesante porque no tenía demasiado que ver con mi tema. Explico: yo fui a presentar un artículo en un workshop, que es una sesión de artículos sobre un determinado tema que como generalmente dura un día, se organiza en conjunto con alguna conferencia supuestamente del estilo del workshop. Esta vez no fue el caso, parece J

Ya el jueves (que los cumpla feliz mi hermanucha) me empecé a poner más nervioso porque era el día de mi presentación. Recordemos, la primera vez que presento algo en otro idioma que no sea el mío, en un país que no es el mío, conociendo a una sola persona en una audiencia de 50 tipos entre los cuales estaban todos los autores de los libros y artículos más importantes del tema. Tomo aire, luz, cámara, acción y arranco “Hello everybody, I’m Cristian Perfumo… bla bla bla”.

Podría haber sido peor. Incluso después de la charla, un par al cruzarme en algún break me dijeron “Nice talk”, así que creo que para un debut en primera no estuvo mal.

Relaciones humanas durante la conferencia: varios estadounidenses, iraníes y un canadiense que estudian en USA, un vasco que trabaja en Manchester, una alemana en Londres, y así una lista infinita de gente que trabaja/estudia en lugares que no son originalmente su casa. Muy interesantes todos, muy lindo haber conocido a cada uno.

El jueves, cuando el workshop terminó fuimos a comer con la gente que había asistido y después a tomar una birra. Resulta que en un momento me pongo a analizar la situación y me dos cuenta que estoy sentado al lado del profesor que hace 15 años atrás creó todo el tema en el que estoy investigando Sé que es un comentario geek, pero es como para un pibe que juega al fútbol en la canchita de la escuela 5 tomarse una birra con Maradona una noche. ¿Se entiende? (Nota de la redacción: quizás el comentario anterior haya sido un poco exagerado para darle más color al relato y no sea tan divertido birrear con esta gente como con tus amigos de la canchita de la escuela 5).

Para explicar cómo sigue toda la historia (es decir, la segunda parte) me tengo que remontar varios meses atrás cuando todavía Paula (Casero, no Barreiro) estaba acá. Un día me presentó a una amiga de Perú y a su novio de Seattle (muy cerca de Portland). Para esa época yo recién estaba empezando a trabajar en el artículo que presenté y le dije al muchacho “existe una remota posibilidad de que vaya por tus pagos” a lo cual respondió, sin pensar un segundo, lo que todos ante algo que uno cree que nunca se hará realidad: “uhh! Buenísimo, avisame y me venís a visitar, etc, etc, etc”.

Cuando me enteré que el paper estaba aceptado, mi jefe me dijo “hay que hacer la visa, sacar el pasaje, reservar hotel, etc., lo más rápido posible”. Entonces le mando un mail a este chico (llamado Chris) diciéndole que iba para allá nomás. Al otro día tuve que hacer la reserva del hotel y le digo a la chica encargada de eso “los últimos dos días no reserves el hotel porque me voy a lo de un amigo”. Dos errores grandes: uno decir que te vas cuando no lo sabés, y dos el rótulo que le puse a este buen muchacho tras haberlo visto una vez en mi vida.

En fin, semanas más tarde me entero que el increíble está en Lima, Perú, con su novia y me doy cuenta que ya no me queda a tres horas como Seattle. Pienso alternativas y me rehúso a pagar de mi bolsillo el monto (tres cifras) que vale una noche en el Hilton.

Una vez en Portland, decido ir en búsqueda de una opción que se ajuste mejor a mi perfil (de rata humana, básicamente). No encontré pensiones de mala muerte compartiendo habitación por 20 dólares la noche, no encontré hoteles de mala muerte con habitaciones individuales por 50 dólares la noche, no nada de mala muerte que no estuviese lleno.

Comienza la fase de desesperación donde uno ya no se toma las cosas con clama porque hace el cálculo de cuánta guita se te va a ir en las dos siguientes noches en una habitación en el Hilton cuando estarías igual a gusto durmiendo en el sofá del Lobby.

Lobby, sofá,… CHAN! Ahí es cuando se me prende la lamparita y me acuerdo que alguien me había hablado de CouchSurfing (Surfeando en sofás), un sitio de Internet donde básicamente uno se suscribe ofreciendo su sofá para la gente que pueda estar de paso por tu ciudad y solicita ayuda cuando está de viaje. Me doy de alta rápidamente y busco, Portland, Oregon. Resultado: más de 100 personas y digo “una me tiene que dar una mano, alguien con corazón quedará en este planeta!” Entonces le escribo a varios. Digamos unos 20. Algunos no respondieron, otros dijeron que no y dos me dijeron que sí. Obviamente mi estado de urgencia hace que para cuando el segundo positivo había llegado yo ya tenía hasta una reunión concertada con el primero.

Nos encontramos con Devidas por primera vez el martes en el lobby y fuimos a un Starbucks (como un McDonalds pero de café). Originalmente de la India, 36 años, divorciado, Devidas parecía un pible piola que casualmente trabaja en informática así que tuvimos bastante tema de conversación para romper el hielo.

Me dijo que era socio de esta web hacía varios meses y que había alojado ya a varias personas. Ah! Para que no crean que soy un inconsciente que se mete en la casa de cualquier potencial asesino serial, la web tiene una sección de comentarios donde el huésped y el anfitrión comentan cada uno por su lado sobre la experiencia. Este chico tenía excelentes comentarios (Ahora sí no es peligroso diría Sebacar).

Me contó que hace 15 años vive en Portland, un poco sobre su laburo, su vida, en fin, la primera impresión, un tipo OK, piola, buena onda. Quedamos para el día siguiente a la misma hora y nos llevó a mí y a Bob (Canadá) a un bar donde hacen su propia cerveza y unas pizzas espectaculares a pesar de que el no bebe alcohol y es vegetariano, algo que le viene de familia.

En fin, el viernes a las 10 de la mañana estaba subido a su auto yendo para su casa que, para ponerle un poco más de terror al asunto, quedaba en las afueras de la ciudad, cruzando todo el bosque (literalmente, un bosque).

Cuando llegamos a su casa, al ver a una mujer con una vestimenta poco occidental y un tercer ojo rojo pegado en la frente me acordé que me había dicho que sus padres estaban de visita durante un par de meses. Gente increíblemente amable, conversadora (caso todo el mundo en la India habla inglés), de diez.

Me recibieron con un almuerzo típico y me dijeron que no le habían puesto tanto picante como de costumbre por mí. Otra vez cometo el error de hablar sin saber y digo: “por mí no se preocupen”. Gravísimo y craso error porque la versión light era lo más pulenta que pude haber probado en esta y otras vidas. Nada que un vaso de agua por bocado no solucione.

Aprendí muchas cosas con esta gente, como por ejemplo cómo comer sin cubiertos sin hacer un verdadero enchastre, o los diferentes tipos de té para los diferentes momentos del día y otras cosas más que interesantes para un pibe de barrio como yo.

La casa era enorme con pocos muebles, rastro evidente quizás de un divorcio. La mayoría de las habitaciones estaban completamente vacías y la que me tocó a mí no hubiera sido la excepción si no fuera por el colchón inflable en el cual dormiría.

Dejo mis cosas y vuelvo con Devidas a la ciudad porque él tenía que laburar un poco más. Camino, pase y me pregunto qué carajo hago acá y así, pero sonrío porque me gusta.

Me compré cuatro libros en una librería gigante de nuevos y usados. Los dos más interesantes son uno de trucos de magia y uno que se llama “in Patagonia” que habla del viaje de un estadounidense a nuestra tierra hace treinta años. Lo compré porque al abrirlo veo la palabra “Cholila” rodeada de todo el resto en inglés y digo “cómo no”.

Ya de vuelta con Davidas tipo 5 de la tarde me propone ir a unas cascadas que había afuera de la ciudad y acepto. De nuevo, en el medio del bosque con un perfecto desconocido y pienso “soy un quemado, y me gusta ser así”. Los lugares a los que me llevó IM-PRE.SIO-NAN-TES, unas cascaditas perdidas en el medio del bosque con casi nadie alrededor. Realmente impagable, aunque otro miedito aparece cuando pienso “ahora este me empuja del precipicio y acá me encuentran para navidad”. Tengo que decir que cada vez me iba relajando más porque el tipo era completamente normal y no tenía absolutamente nada que me hiciera sospechar, es simplemente la idea.

Volvimos, comimos y a dormir. Dormí bien aunque debo confesar que puse la mochila contra la puerta para escucharla caer si alguien intentaba abrirla durante la noche. Realmente paranoico, lo sé, pero en ese momento se me ocurrió que era brillante.

Al otro día (sábado) fuimos a un vivero a “intercambiar unas plantas” con Devidas y los padres. Creo que en mi relato me olvidé de decir que el tipo tiene un patio trasero increíble, con una cascadita artificial y que es fanático de la jardinería. Para darle un tono más increíble a todo basta considerar que a su patio van CIERVOS. O sea, la parte de atrás está abierta y los ciervos andan por ahí, entonces vos estás comiendo o lavando los platos y mirás por la ventana y aparece Bambi con la madre. En ese momento yo digo “en qué planeta estoy?”.

A la tarde fuimos a la costa (unas dos horas en auto) y el tiempo no acompañó demasiado pero igual le hicimos el aguante a una caminata por la playa con él y los viejos para amortizar el tiempo viajado. A la vuelta unos tallarines y al sobre.

Hoy (ah!, no les conté que esto lo estoy escribiendo en el avión y es por eso que se me hizo tan largo) me levanté y después de un desayuno hindú, me llevó al aeropuerto y me regaló un pañuelo que había traído de la India para colgar en la pared. Los padres me dijeron que si alguna vez “paso” por Bombay los vaya a visitar.

En fin, este genio de Devidas realmente se pasó con su amabilidad y se lo quiero agradecer públicamente aunque probablemente no entienda el idioma en el caso de que llegara a leer esto algún día. O sea, para él yo era también un perfecto desconocido y el tipo me abre las puertas de su casa, me pone un plato de comida y me lleva de allá para acá a conocer los mejores lugares de la zona (que por cierto, me hubiera perdido de no ser por esta aventura). Realmente más mérito el de él que el mío porque yo estaba un poco jugado (bueno, en realidad no pero me negaba completamente a gastar una fortuna en una habitación lujosa) pero él no tenía ninguna necesidad de hacerlo y me dio una mano bárbara.

En fin, aguante la gente solidaria, aguante CouchSurfing y aguante Devidas, mi nuevo amigo en Portland.

De más está decir que le agradecí hasta el hartazgo y que insistí un número de más de 2 cifras de veces que se pegue una “escapada” a Barcelona así le puedo devolver el favor.

En definitiva... una historia un poco larga pero que creo que merece ser contada.

Un abrazo SOLIDARIO a todos.

Yo.