El primer boomerang no funcionó y sobrevinieron las dudas. ¿Lo estábamos tirando mal? ¿Era de mala calidad? ¿Los australianos nos vienen mintiendo hace años, y los boomerangs en realidad no vuelven?
Esto no podía quedar así.
El domingo pasado fuimos a Sydney a buscar a nuestras distinguidas visitas y aprovechamos para pasar el día en la ciudad en compañía de Miquel y Núria, dos chicos de Barcelona que estaban por trabajo y de paseo en Australia.
Una de las paradas obligadas para que ellos adquirieran los souvenirs correspondientes fue el Paddy's Market, donde la vez pasada compramos el nefasto objeto. Caminando sin rumbo por los diferentes puestecitos me topé con esos estafadores que nos lo vendieron, garantizándome que volvería. Quise escupirles la cara por haberme robado diez dólares. Por un momento pensé en gritar a viva voz "no compren de éstos que no vuelven!". ¿Pero qué hice en lugar de todo eso? Les compré otro.
No sé, lo ví ahí colgado y le tuve fe. Feo, absolutamente inútil como adorno, éste tenía que funcionar. El otro, el que no vuelve, por lo menos tiene pintado un motivo aborígen y siempre quedará bien colgado de una pared. Éste es la estética tirada por la borda.
Trini me dijo algo que en argentino se traduciría como "¿pero vos sos pelotudo?". La ignoré. Volví a pagar diez dólares, esta vez mirando a la vendedora con ojos amenazantes.
No pude esperar a volver a Newcastle. En cuanto ví el primer parque en Sydney tuve que probarlo. Lo tiré con esperanza, con ganas de demostrar al mundo que había sabido distinguir la paja del trigo.
No volvió.
Quise volver y prender fuego el puestito infame. Al final decidí que no, quizás esa gente tiene hijos que alimentar y por eso engañan a todo el mundo diciéndote que vuelve cuando no vuelve.
Volvimos a Newcastle e intenté continuar con una vida normal, olvidando el fracaso y la estafa.
Hace algunos días le pedí a Marta, la hermana de Trini, que me acompañara al parque que hay enfrente de casa. No sé, tuve un presentimiento. Estaba dispuesto a insistir una vez más.
Al tercer o cuarto intento sucedió el milagro. Casi me corta la cabeza.
(Los videos son del día después. Una vez con la confianza de nuestro lado, nos llevamos la cámara).
Hay amigos que ante determinadas situaciones extrañas (generalmente tragicómicas) ponen caras o dicen frases que quedan para el recuerdo. El otro día le escribía a uno de ellos comentándole lo que estoy a punto de contar y le decía que me hubiera encantado estar con él en ese momento para ver qué cara ponía o qué frase decía. Después me dí cuenta de que me hubiera gustado ver la reacción de un montón de amigos, no sólo de él. Es difícil de explicar, pero tengo grabadas ciertas muecas o expresiones de la gente que me hacen reír cada vez que las recuerdo.
Le comentaba a este amigo que hace más o menos una semana habíamos quedado con una pareja de conocidos (inglesa y australiano) para cenar. Un par de horas antes del encuentro, me llama él preguntándome si tengo tiempo para una cerveza rápida. Le digo que si y quedamos que me pasa a buscar. El personaje en cuestión es un particular. Creo que es suficiente con decir que tiene dos vehículos con todo el interior forrado de leopardo, cada uno provisto de un colchón en la parte trasera. Se diferencian en que uno es rojo y el otro blanco.
Cuando me pasa a buscar (en el blanco) bajo y le digo que Trini va a estar lista en cinco minutos. Entonces el tipo me pone la cara que pone uno cuando patea una pelota muy fuerte y sabe que en una fracción de segundo habrá roto un vidrio. Elegantemente me pregunta si no me molesta hacerlo "boys only". Y le digo que no... pero ya empiezo a sospechar puedo resultar comprometido.
Hacía cosa de una semana me habían invitado a la casa de uno a comer una "barbacoa" (me resisto a llamarle asado) y jugar al póker hasta que salga el sol, novias abstenerse. Decliné la oferta por falta de interés.
Entonces cuando Steve me dice que la birra es sólo para chicos, pienso que quizás es una costumbre australiana. Me subo al auto-leoparto un poco intrigado y zarpamos. En el camino nos dijo (también venía con nosotros un inglés) que íbamos a un bar típico. Me llamó la atención porque acá no hay cosas muy "típicas".
En un momento toma una curva extraña y encaramos para un lugar medio desolado. Cuando estacionamos frente al bar me llamó la atención la cantidad de coches que había. Debe ser muy popular.
Entramos (MOMENTO 1) y habia un montón de gente, sobre todo tipos. En una de esas miro para un costado y veo una mina EN PELOTAS! Bueno, en pelotas no, en tanga. Miro para otro lado, veo otra... y otra! En ese momento pense "esto es un puticlub" pero algo no me cuadraba.
La verdad de la milanesa, me enteré más tarde, es que es un bar común y silvestre pero los miércoles y viernes de 4 a 6 de la tarde tienen tres camareras en pelotas. A las 6 se van las chicas y el bar se vacía, volviéndose a convertir en el tugurio desolado que era dos horas antes.
Clasificación de la fauna que habitaba el recinto:
10% viejos babosos de mas de 70 años
80% empleados de la construcción con la reglamentaria remera fosforescente en sus variantes amarilla, verde y naranja
5% camareros normales del bar.
2% camareras en pelotas
2% nosotros
1% un viejo que vendía rifas de una bandeja de carne (MOMENTO 2). Le compre 5 numeros pero no me gané nada.
El viejo de las rifas me llamó la atención. Que te vendan números para un sorteo de una bandeja de carne (cruda) en un bar ya me parece extraño. Pero, ¿no venderían más si mandaran a las camareras desnudas en lugar de un viejo borracho con la barba amarillenta?
A la vuelta, el pibe recontra emocionado me dice (MOMENTO 3) "lo mejor de todo es que las van cambiando... YO VENGO TODOS LOS VIERNES".
Los tres momentos que señalo arriba son los que me hubiera gustado vivir con gente que (más o menos a menudo) lee el blog como Javi, el Negro, el Geek, Mariam, Gere, Sebacar, Pecho, el Oso, Ren, Gatto, Gastón, Pipa, Pepe, Andrés, Peteco y otros que aunque no lo lean sé que habrían tenido caras y comentarios hilarantes. Es difícil de explicar, pero sé que ustedes me entienden.
Trini me dijo que no le molestaba para nada que hubiese ido. Después, elevando levemente el tono de voz manifestó que si voy de nuevo me corta las pelotas, o una cosa por el estilo. La verdad es que no le entendí muy bien.
PD: Sé que esto me resta puntos ante mamá y más aún ante Doña Trini (madre). Sin embargo, esta vez apelo a la confianza: me llevaron engañado.
En un momento de paranoia, he decidido cambiar el nombre de mi blog. Bueno, en realidad el nombre sigue siendo el mismo "El blog de CP", lo que cambia es la dirección (o URL para los más puristas).
En este momento, tanto la nueva como la vieja siguen funcionando simultáneamente y mi idea es esperar al menos un mes para ver que todo funcione bien antes de desactivar el antiguo enlace: minombreyapellidotodojunto punto blogspot punto com.
Como verán, no he cambiado de servidor ni nada. Lo que me lleva a realizar esta modificación es que a veces no me siento muy cómodo con que el link a mi sitio web sea mi nombre y apellido. Es DEMASIADO fácil de encontrar en google. Ojo, con esto no estoy diciendo que con este cambio me convertiré en irrastreabla, para nada... pero al menos sera un pelín menos evidente.
Para que los dos blogs no sean exactamente iguales, en el "viejo" desactivo los comentarios y pongo un cartel grande y en rojo indicando que estás en el blog viejo. El nuevo tiene pinta normal. Así que si no ves nada raro, estás en el indicado.
Bueno, gente, este digamos que es un post "administrativo". En breve vendrá alguno de los otros.
Seguimos en el camino de integrarnos a la sociedad australiana. En el post anterior quedó demostrado que hace falta algo más que un animal con cara de bueno para frenarnos. Esta vez le toca el turno al deporte.
Como soy un desastre con patas para todo lo que implique pelotas y equipos, me decanto por actividades menos competitivas. Mi última incursión (a decir verdad nuestra última incursión, porque arrastré a Trini a exitosamente) fue, ni más ni menos que, un boomerang.
En realidad, muy pocos boomerangs de los que usaban los aborígenes australianos volvían. En general los tipos los querían para cazar, con lo cual una vez noqueada la presa hay que caminar sí o sí a buscarla, y también al contundente.
Mientras estábamos en Sydney ese fin de semana del clima asqueroso compramos uno en un mercado chino por una suma bastante módica (rata, en realidad).
El día anterior a filmar estos videos que comparto sin vergüenza estuve haciendo un poco de relevamiento de información en internet. De los muchos sitios que hablan sobre el tema se pueden extraer dos denominadores comunes. El primero es que la práctica hace al maestro, como todo en la vida. El segundo es que no cualquier palo torcido va a pegar la vuelta. Lógica rotunda.
La cosa es que el nuestro no vuelve ni aunque le prometamos ñoquis para cenar. Ya fuimos dos veces a practicar y nada. Me pregunto si es lo primero o lo segundo. ¿Por novato o por barato? Ah! no, ya lo sé. Debe ser un VERDADERO boomeran aborigen de caza, de esos que no vielven, ¿No?.
El tiempo responderá sabiamente, amiguitos.
Y como si esto fuera al poco, esta es la frutilla en la torta en lo que a hiperaustralianitis se refiere. El otro día nos compramos un coche (esa historia merece una entrada diferente en de este u otro blog). ¿Y saben qué vino de regalo para disfrutar en el verano? ¡Una tabla de surf! Cómo son estos, eh? ¡No terminamos de perfeccionarun deporte que ya nos quieren enchufar otro! Qué le vamos a hacer, de los habilidosos siempre se espera algo más.
PD: SE ACEPTAN AUSPICIANTES PARA LOS ESPACIOS EN BLANCO GIGANTES QUE ME QUEDARON EN ESTA ENTRADA.
Tarde o temprano tenía que llegar este momento. Para los sensibles, lo digo sin anestesia: ayer comimos canguro.
Cruda, la carne es es más oscura que la de vaca o cordero y no tiene casi grasa. Compramos unas brochettes que ya venían adobadas así que todo lo que había que hacer era echarle sal y meterle fuego. Yo fui el encargado de cocinar porque Trini, al ver que funcionaba internet después de seis días de incomunicacion, se esfumó (no la culpo).
Como no tenía idea de cómo hacerlo le pregunté a Tim, que lleva conviviendo con canguros durante toda su vida. Me sugirió que lo hiciera a fuego muy fuerte y no por mucho tiempo porque al ser la carne muy magra, el mayor riesgo es que se ponga como una suela.
Pensé por un momento en hacerlo en la barbacoa pero me pareció demasiada innovación, así que me incliné por una sartén antiadherente. Eché primero un chorro de aceite de oliva marca "La Española" (made in Australia) y cuando estaba todo bien caliente metí la carne. Ya no había vuelta atrás.
Sé que queda mal que lo diga yo, pero lo voy a decir yo: me salió espectacular. Estaba en su punto justo, dorado por fuera y jugoso por dentro. Se apreciaba claramente ese sabor fuerte y dulzón que denominaré a partir de ahora "típico marsupial". Acompañé mi nueva especialidad con una ensalada de tomates cherry, lechuga y pepino. En las fotos se puede ver cómo el australiano a la hora de cenar se decantó más por la pizza de toda la vida.
La excentricidad continuó con el postre: coco. Si estás pensando "y a este quién le dijo que el coco es exótico" te tengo que responder con un "me extraña araña que siendo mosca no me conozca" porque, obviamente, no te hablo de un coco cualquiera. No señor, te estoy hablando de un "drinking coconut" (coco bebible). Digamos que es un coco adolescente, antes de transformarse en el que todos conocemos.
A Trini no le gustó nada, así que prefirió buscarle usos alternativos. Para mí el jugo estaba muy bueno pero me parece que lo de comerse la pulpa era opcional (lo hice más que nada para amortizar ese dólar con noventa y ocho).
Después de una larga semana y media de búsqueda hemos dado finalmente con un lugar para vivir que satisface nuestros requerimientos de precio, ubicación y limpieza.
El lugar es un dúplex, en la parte de abajo está la cocina, el comedor, el lavadero, un bañito muy peque y un balcón. Ojo! No un balcón cualquiera, no señor, uno con una mesita y una barbacoa a gas.
Arriba están las tres habitaciones. Nosotros ocupamos la más grande, y la única con balcón propio (entre nos... la mejor). Por ahora estamos durmiendo con el colchón en el suelo porque la cama (que venía incluida en el trato) está esperando que la armemos. La verdad es que tiempo hemos tenido, lo que faltó fueron ganas.
Lo cierto es que cuando firmamos el contrato no conocíamos a los ocupantes de las otras dos habitaciones porque una estaba de vacaciones y el otro se va todos los findes a Sydney porque es de ahí. Digamos que fue una movida arriesgada, y un poco "cita a ciegas". Creo que hubo tres razones principales para este acto kamikaze: una es que no nos quedaba mucho tiempo para desalojar el hotel, la otra es que esta casa nos gustaba mucho (en lo personal, sobre todo la barbacoa) y la tercera es que la gente en Australia es, en general, muy buena onda (de hecho a veces son hasta "sospechosamente" buena onda, pero eso harina de otro costal, es decir tema para otro post).
La cosa es que hace no muchos días que conocemos a nuestros "compis" y por ahora pensamos que no nos podría haber salido mejor. La chica es de Hong Kong y se llama Tracy, nombre que ella misma eligió al mudarse a Australia porque el suyo es impronunciable para el local. Habla hasta por los codos, como nosotros, tiene 25 años y es ingeniera aeroespacial. El otro es Tim, un tipo serio pero simpático. Se dedica a las cosas del corazón: es cardiólogo. Va todos los fines de semana a Sydney con la excusa de que tiene una novia allá pero a mí no me engaña, la verdadera razón es que a la vuelta se trae mil quinientos tuppers con comida que le hace la mamá. (Marta, la hermana de Trini, es y será irreemplazable pero como no nos queda muy a mano ir a hacerle consultas, nos tranquiliza saber que tenemos a Tim en casa para nuestros ataques hipocondríacos).
Y como no podría ser de otra manera, inauguramos con un asadito :)
Últimamente estamos dedicados casi en exclusiva a una tarea tediosa pero importante: encontrar casa. Hemos ido a visitar algunas compartidas con otra gente y otras para nosotros solos. Los resultados hasta el momento son estos:
CASA 1: O también ¨la mugrienta¨. Las telarañas estaban por todos lados y el baño daba asco. Vivían en ella dos estudiantes que no conocimos. La chica que nos la mostró (supongo la dueña) nos dijo que en la habitación que nos alquilaba antes vivía una pareja pero que se peleaban mucho. Después de examinar la casa y la habitación observo que la puerta está rota y le pregunto si la va a arreglar, a lo que me responde "sí, sí, no te preocupes... es que se peleaban mucho!". Descartada.
CASA 2: Bien ubicada a metros de la playa, a compartir con una chica de Serbia y uno de Arabia Saudí. Era un departamento y estaba muy pero muy bien, el problema es que valía muy caro. Casi tan caro como una casa para nosotros solos en un lugar más retirado. Quedamos en llamar a la chica pero no lo hicimos. La tenemos en la reserva por las dudas, porque es lo mejorcito que vimos hasta el momento.
CASA 3: Un departamento encima de un gimnasio. La ubicación no estaba mal pero tampoco era una maravilla. Muy grande y un poquito mugroso. Eso sí... seguro. Para entrar al edificio había que abrir una puerta "tijera" como la de los ascensores viejos y luego una normal. Una vez dentro, abrías una reja para acceder a la escalera y finalmente llegabas a la puerta que daba al interior de la vivienda. Si, en cambio, elegías entrar por atrás... entonces sólo eran tres las puertas a abrir. Supongo que el alambre de púa (es verdad, lo juro) lo tenía para contrarrestar esa cuarta puerta faltante. Casi descartada.
CASA 4: Esta yo no la vi, fue Trini sola. Estaba tan bien ubicado que el no tener un lugar para estacionar el coche suponía un problema. En el centro te cobran en todos lados, con lo cual es casi imposible tener coche sin una "plaza de parking". Un monoambiente, o estudio para alquilar como mínimo por seis meses. Al ser tan chiquito no podríamos tener invitados y, según nuestros cálculos, de toda la gente que nos prometió venir a visitar, alguno caerá en los próximos seis meses (yo pongo todas mis fichas a la mamá y hermana de Trini). Descartado.
Hoy (sábado) vamos a ir a ver dos más durante la mañana. A ver qué pasa. A lo mejor estamos muy quisquillosos. Quizás es que nos estamos malacostumbrando a este hotel/apartamento de lujo en el que estamos ahora? Puede ser... a lo bueno nos hacemos pronto. Dejo unas fotitos para que nos entiendan.
Llegamos a Australia el 28 de agosto. Es curioso, el otro día mi mamá me hizo acordar que a España llegué un 28 también, pero de septiembre. Esperemos que esta nueva aventura me depare al menos una fracción de las satisfacciones que me dió Barcelona.
De Sydney no vimos mucho porque entre que nos adaptábamos al nuevo horario y descansábamos del viaje interminable, nos dormimos todo. Al llegar el viernes a la noche, dejamos las cosas en el hotel y nos fuimos a cenar a un lugar muy lindo que se llama Darling Harbour que es una pequeña bahía con un paseito y todo lleno de restaurantes y bares. Para darse una idea, era una especie de Puerto Madero, en Buenos Aires o de Barceloneta mezclada con Mare Magnum en Barcelona.
El sábado nos levantamos a las 5:30 de la tarde (Trini durmió 17 horas de corrido, lo mío fue más intermitente), así que para cuando salimos a la calle ya estaba prácticamente oscuro. De cualquier manera eso no nos impidió disfrutar de la noche: fuimos caminando hasta la famosa "Opera House", ese edificio emblemático de Sydney que yo pensaba que habían construido para las olimpiadas. La realidad es que en el 2000 hacía 25 años que ya estaba ahí. Además de ser un teatro donde aparentemente la mayoría de las obras son óperas (el nombre no engaña), tiene un restaurante de esos que te cobran un ojo de la cara y te tienen que traer una lupa con cada plato, para que puedas ver lo que te estás comiendo. Abajo hay varios bares y mucha movida de gente por todos lados.
Lógicamente al volver al hotel no pudimos pegar un ojo y tras dos películas y varios intentos por dormir, desistimos. Nos ¨levantamos¨a las seis de la mañana y nos fuimos a comprar algunas cositas y preguntar horarios del tren a Newcastle. Terminamos tomando el de las 11:15 de la mañana, que llegó a las 13:51.
La ciudad de Newcastle es chiquita. Recorrimos un poquito el domingo y realmente la playa que vimos (tiene varias) es excepcional. Incluso había un par de surferos "truchos": en lugar de la tabla alargada para montarse sobre las olas, éstos tenían una más cortita y la usaban no sólo para el agua sino también para deslizarse sobre la arena cuando venía una ola. Raro.
El estilo de la ciudad es tipo USA, los negocios están en los centros comerciales y por lo demás son casas. Es bastante industrial. Además, es casi un hecho que vamos a necesitar un coche. Lo bueno es que parece que se puede comprar uno usado por precios muy razonables (para que se den una idea, uno chiquito modelo 90 se puede comprar por 1500 dólares australianos, eso es unos 5000 pesos o 900 euros.
Bueno, gente... esas son las nuevas por ahora.
Un abrazo para todos y espero que nos veamos pronto.
PD: Se vuelve a sentir ese nudo en la garganta por haberte ido. Se supone que en poquito tiempo debería pasarse. Esperemos ;)
Hola a todos! Bueno, en esta entrada voy a tirar una noticia que casi todos saben pero que seguramente enganche a algún desprevenido. Lo digo sin anestesia y ya está: NOS VAMOS A RADICAR UNA TEMPORADITA EN AUSTRALIA!
Jaja! Sí señor. No voy a contar los detalles para no aburrir pero, en resumidas cuentas, Trini y yo estamos volando este jueves a Sydney. Llegamos el viernes y pasamos todo el finde ahí para trasladarnos el domingo a Newcastle, que es el lugar donde nos estableceremos ( a 160 KM al norte de Sydney).
Hacía mucho que buscábamos una oportunidad como ésta así que estamos muy contentos de que finalmente se nos haya dado. Pero bueno, ¿para qué adelantar más cosas, si seguiré escribiendo en este blog desde allá?.
Una curiosidad: parece que se puede hacer asado de canguro. Ya veremos qué tal queda. Prometo reportar fielmente.
Hace mucho que tengo una deuda pendiente con mi amigo Mariam. Cuando le conté que iba a pasar una temporada en España, tuvimos un diálogo que nunca voy a olvidar:
-¿A España? ¿En serio? -Sí. -Es mi sueño, boludo. España es uno de los lugares que más me gustaría visitar. -¿Ah sí? ¿Y por qué? -Por los jamones. Estar ahí, cortando una pata de jamón y comértelo debe ser espectacular.
La verdad es que yo hasta pisar tierras ibéricas nunca había ni siquiera probado lo que en Argentina llamamos "jamón crudo". En España se le da nombres más sofisticados porque es uno de los productos nacionales por excelencia. Cuando uno entiende de algo, un nombre inadecuado suena horrible. Yo creo que "Jamón crudo" suena para ellos tan irrespetuoso como para nosotros "Barbacoa" o "Carne a la brasa" cuando queremos referirnos a un asado con amigos.
Para ellos el "jamón serrano" (pezuña blanca) o el "jamón ibérico" (pezuña negra, más categoría) son parte de la dieta cotidiana. En casi cualquier casa de familia hay al menos un "jamonero", que es un soporte para sostener la pata, así como un "cuchillo jamonero", que no necesita explicación por su descriptivo nombre. Casi todos los trabajadores reciben una pata entera como parte de la cesta de navidad.
Descubrí lo riquísimo que era cuando lo probé por primera vez, una navidad en Málaga. Sin avanzar mucho en la teoría, me dediqué más bien a la práctica, comiendo todo producto jamonil que estuviera a mi alcance. Hasta que llegó un punto de inflexión: Trini me regaló un "Monográfico de maridaje de jamón y vinos". Al principio no me gustó que mi regalo empezara con una palabra con nombre de deberes de colegio, hasta que me enteré que en criollo significaba una clase teórico-práctica sobre los diferentes tipos, calidades, denominaciones de origen y cómo acompañar al manjar con un vino a su altura. Y esa fue la primera vez que corté jamón.
Esta clase fue hace mucho, quizás más de un año. Hasta la semana pasada la presión se hizo cada vez más asfixiante: tenía una deuda que no había saldado. No le podía hacer esto al Mariam. Me tenía que comprar un jamón.
Te cuento, Mariam: técnicamente es una "paleta ibérica de recebo". Paleta porque es una pata delantera, sino sería un jamón propiamente dicho. Ibérica por la raza del cerdo... para nosotros los neófitos: "pata negra". De recebo porque en los últimos cuatro meses le dan de comer sólo bellotas y pasto, pero como no alcanza el peso óptimo de sacrificio, lo "terminan" a pasto y cereales. La única categoría mejor que esta es "de bellota", que significa que alcanza su peso óptimo para el sacrificio (últimos meses) a base de bellotas y pasto.
Para los más fanáticos, el momento de la llegada a casa y los primeros cortes quedó registrado en video gracias la obsesión de Ferad. Se puede ver acá.
"Me gané un SmartBox en el trabajo" dijo Trini hace varios meses. Yo automáticamente pensé en algo electrónico; algún primo hermano del iPod. Pero no, de hecho es más un libro que una caja. Un libro, sí, pero algo especial: es un catálogo con un cheque. De las opciones que ofrece se puede elegir la que más te guste y pagarla con el cheque. En definitiva, un SmartBox es un cheque en blanco para hacer cosas divertidas.
Trini eligió un vuelo en parapente para dos personas, y decidió compartirlo conmigo. Ya se lo agradecí personalmente pero aprovecho esta oportunidad para reiterarme: NO TE MUERAS NUNCA!!! Así que ese fue mi regalo de cumple, que celebramos juntos en Argentina: un fin de semana en un pueblito precioso de la Catalunya lejana, vuelo incluído.
Una de mis preguntas al llegar fue si empezábamos a volar antes del precipicio o si saltabas al vacío y era ahí cuando el bicho se inflaba y te salvaba la vida. La chica, tras una breve carcajada, me explicó que no había ningún precipicio, sino una ladera inclinada que se podía bajar caminando. "Ya empezamos bien", pensé, nada de saltos al vacío.
Entre nos, volví a jugarle a mi familia el viejo truco y Trini hizo lo propio con su mamá. Cada uno tuvo un confidente: ella su hermana, yo mi abuela. Y despegamos...
La sensación la describe ella mejor que yo: "es como estar en un columpio pero muy muy alto". Y es verdad. No vas colgado sino sentado en una cómoda sillita que te permite disfrutar como si te estuvieras balanceando en una hamaca. De hecho, no da nada de miedo. Es muy diferente al paracaídas, esto es absoluta paz y dura mucho más. Nosotros estuvimos media hora en el aire, pero nos dijeron que se podía estar indefinidamente si enganchabas suficientes corrientes calientes (suben). El instructor de ella le contó que su vuelo más largo había sido de ¡seis horas!.
Otra cosa curiosa es que cuando estábamos los dos en el aire a mí me daba la sensación de que Trini iba mucho más rápido que yo, y que todo el rato estaba dando vueltas alrededor mío. Al aterrizar me contó que a ella le pasaba lo mismo, pero con la diferencia de que se dió cuenta rápidamente que era una "ilusión óptica". Le preguntó a su monitor y el pibe le dijo que eso siempre él lo termina aclarando, porque sino la gente piensa "uuuuh, me tocó el aburrido".
En definitiva, la pasamos espectacular, y no sólo en el aire. Con los pies sobre la tierra comimos a más no poder, como sólo pasa en los pueblos.
Bueno, un abrazo para todos. Me despido con esta foto que me encanta. Podrían ser dos personas cualesquiera, pero no... somos ella y yo.
ACTUALIZACIÓN A POCO MÁS DE UN DÍA DE HABER EMPEZADO LA CAMPAÑA: Todo un éxito, señores. La figurita difícil, el que nos faltaba para completar la colección, acaba de dar la cara. Gere: el único manager que falta a la actuación más importante en la vida de su representado :P. Gracias a todos los que inundaron las casillas de correo de los traidores para pedirles que den la cara. Serán gratificados con algún papel de extra en comerciales futuros. No se asusten, que a lo sumo se verá su silueta. Nada de primeros planos.
ACTUALIZACIÓN UNAS HORAS DESPUÉS DE HABER EMPEZADO LA CAMPAÑA: Señores, esto es de no creer. Menos de un día de campaña y ya tenemos la contestación del mismísimo Pelado -bajo el pseudónimo de Factoria-. Vamos... que sólo nos queda el Gere.
)
Parece que la historia de Quiquino continúa. Esta vez de la mano de Pecho (ahora conocido como carlosguez), el segundo, después del Mariam, en dar la cara en la sección de comentarios acerca del nefasto episodio. Además me envió por mail estas dos imágenes de cuya existencia yo no tenía constancia. Continuamos con la burla. Se ve que no tuvimos suficiente con ver al chapi durante meses en la pantalla del cine haciendo un trencito descontrolado, ¿no?
Ahora faltan sólo dos por dar la cara: Gere y el mismísimo Pelado. Les mandé un mail el mismo día que publiqué el texto dándoles la oportunidad de contar su versión. La única respuesta que recibí fue el silencio. Convoco por primera vez en más de dos años y medio de historia de este blog a una campaña para conseguir los comentarios de estos dos escurridizos. Funcionará de la siguiente manera:
Quien quiera participar me envía un mail a mí diciéndomelo (salvo que ya dispongan de las direcciones de estos desaparecidos). Mi dirección es la inicial de mi nombre seguida de mi apellido arroba gmail.com.
Yo, como respuesta, les daré ambas dires, las del Pelado y Gere. Esto también será omitido si ya tienen forma de ponerse en contacto con esta gente.
Ustedes le envían un mail a ellos (corto) diciéndoles que sus comentarios son una pieza fundamental para completar lo narrado en http://cristianperfumo.blogspot.com/2009/06/quiquino.html
Y ya está... o conseguimos sus comentarios o... no quiero ni pensar lo que puede pasar.
Creo que fue en el cumpleaños de Pecho, hace al menos 4 años. Todo comenzó con un comentario inocente del Pelado, que en ese entonces daba sus primeros pasos como cineasta.
-El miércoles que viene -dijo- tengo que filmar una publicidad de una pizzería. Necesito algunos extras.
-¿De qué se trata la publicidad? -preguntó alguno de los tres traidores,fingiendo sopesar la posibilidad de colaborar.
-Bueno, básicamente es una fiesta. Tenemos que dar la sensación de que está todo el mundo aburrido hasta que llegan las pizzas y la cerveza de Quiquino. Entonces todos se empiezan a divertir.
Me pareció que colaborar no me expondría demasiado. Mi razonamiento fue:
Fiesta = oscuridad. Los extras están para hacer bulto, ni siquiera se podrán distinguir sus caras.
Fiesta = mucha gente. Con un montón de personas bailando, los protagonistas se llevarán toda la atención y los de atrás, insisto, no seremos más que siluetas.
Como ya se irán imaginando, ninguno de los supuestos terminó cumpliéndose. De cualquier modo el error fue mio, no por aceptar la propuesta sino por confiar en esos tres perros sarnosos. Los cuatro dijimos al unísono esa noche la frase "Pelado, contá conmigo".
Cuando llegó el miércoles yo ya me había olvidado completamente. Sonó el teléfono de mi casa y atendí desprevenido.
-Chapi, -dijo el Pelado- ¿te paso a buscar en media hora y vamos a Rada Tilly a filmar el spot?
-Si, no hay problema. Pero no te preocupes que seguro que Gere va en su coche. Le digo que me pase a buscar y voy con él. De hecho también podemos recoger a Mariam y a Pecho.
La respuesta del Pelado fue devastadora. No me acuerdo las palabras textuales pero jamás me voy a olvidar de la mala pasada que me jugaron los otros "extras". Los mismos tres que aquella noche habían dado el sí junto a mí sin titubear, ese miércoles no podían asistir. Uno sufría una uña encarnada, el otro tenía mucho para estudiar y el tercero esgrimía alguna excusa de calibre similar.
Automáticamente pensé en borrarme.
-¿Sabés lo que pasa, Pelado? Es que hoy me levanté con un grano gigante en el medio de la frente. No lo veo muy estético.
-No pasa nada, loco. Si vas a hacer de extra -continuó mintiéndome-. Dale, no me falles como los otros.
Cuando todavía no me había terminado de duchar, el Pelado y su novia tocaban timbre en mi casa. Salí con la frente bien alta, con la esperanza que el grano (que era real) me dejara afuera de la filmación.
-Dale, subí que estamos llegando tarde -dijo el Pelado sin siquiera mirarme a la cara.
Habíamos hecho 10 de los 20 KM que teníamos por recorrer cuando el muy degenerado me dió la estocada final.
-Yo tengo la llave del lugar donde filmamos. En un ratito llega el resto de los actores. Son de la escuela de modelos.
-¿Cómo "el resto"? No era que yo iba de extra.
Éramos sólo tres personas en el coche. El pelado, además del productor, era uno de los cámaras. Su novia también tenía un papel "detrás de escena" que no recuerdo en este momento. En definitiva, decir el resto de los actores dejaba claro que a mí se me consideraba entre ellos. Lo había planeado todo el caradura. Incluso me llevó en un coche coupé para que no intentara abrir la puerta y tirarme.
-Actor... extra... da igual, Chapi. Son unas ocho personas en pantalla. No se te va casi ni a ver.
-¿Ocho personas? -pregunté al borde del infarto.
-Si. Sos vos y siete chicas y chicos de una agencia de modelos.
En ese momento me dí cuenta de lo profundo que había metido la pata al aceptar colaborar con el Pelado. Por más que yo fuera el que menos se vería de todos, ¡éramos sólo ocho personas!. Qué bien que habían hecho los traidores en borrarse de la faz de la tierra.
Aguanté estoicamente. Llegamos al lugar de grabación. Yo me imaginaba una discoteca o un bar, pero no... era un quincho, con ventanas que dejaban entrar la luz del sol por todos lados. Ya a esa altura daba todo igual, así que preferí ahorrarme otro comentario.
Al cabo de media hora llegaron "las chicas" de la agencia de modelos. Estaban todas más o menos buenas y lógicamente se empeñaban en distanciarse de mí, en no reconocerme como un actor más. Creo que se sentían espantadas al verme la frente. Una incluso llegó a preguntar "y los chicos cuándo vienen", excluyéndome explícitamente.
Cuando llegaron "los chicos" me dí cuenta de lo desubicado que estaba ahí. Mientras yo les mandaba mensajes punzantes a los tres desertores con mi flamante Motorola C115, "los chicos" utilizaban sus teléfonos para sacarse fotos con "las chicas". Yo siempre en un rincón, charlando con el Pelado.
Intenté resistirme por última vez, pero el Pelado me empujó suavemente, obligándome a codearme con las estrellas. Todos se miraron a las caras y medio se extrañaron al darse cuenta de que mi papel estaba enfrente de las cámaras y no detrás.
Actué. Actué como si fuera uno más. Al principio un poco tenso, pero después liberado. El Pelado daba órdenes. Decía cosas como "bueno, ahora estamos todos aburridos" o "a bailar... a bailar, chicos".
El clímax llegó de la mano de un "ahora hacemos un trencito, que nos estamos divirtiendo un montón". Una de las modelos que me había estado mirando toda la grabación con cara de "a este no lo toco ni con una caña de pescar", me agarra de la cintura, nombrándome oficialmente locomotora.
Mientras lideraba el tren agitando los brazos, me inundaba de sentimientos encontrados. Por una parte sabía que mi manera descoordinada de bailar llamaría la atención, convirtiéndome casi en protagonista. Por otro lado, me regocijaba de que la chica hubiera elegido mi cintura y no la de cualquier otro. Fue sentir el triunfo proletario sobre la burguesía al tiempo que me juraba retirarme del mundo cinematográfico.
En ninguno de los 29 segundos de video se me ve la frente. Lo pasaron durante varios meses en el cine de Comodoro, antes de las pelis. Creo que no llegué a la pantalla chica, aunque no estoy seguro. De cualquier modo, fue suficiente para que mis compañeros, alumnos y amigos me hicieran la típica pregunta.
-¿Vos sos el de la publicidad de Quiquino?
Pasaron cuatro años hasta que pude hacerme con la grabación sin levantar sospechas. Bastaron un par de mails para que uno de los traidores se contactara con el mismísimo Pelado, y éste me la entregara con la excusa de poner un texto "divertido" en mi blog.
Pelado, Pecho, Mariam y Gere: para mí esto no fue un carajo divertido. Cada vez que tuve que hablar de este episodio lo hice con los dientes apretados, simulando una sonrisa. Hasta hoy. Cuatro años esperé, porque la venganza es un plato que se sirve frío. Pero ya no me voy a aguantar ni un segundo más. Hoy grito a los cuatro vientos: son un cuarteto de hijos de puta.
Intento que la distancia no erosione la amistad con mis amigos de Argentina. Por eso de vez en cuando, cuando se alínean los planetas (y además estoy frente a una compu), los llamo por teléfono con el maravilloso Justvoip. Una tarde aburrida durante mi estancia en Estados Unidos, hace ya varios meses, decidí ver qué era de la vida del gran Negro Vera, mi mayor exponente amiguero en Buenos Aires. Y lo llamé por teléfono. Tras una larga charla, ya incluso pasada la fase de preguntas irrelevantes (pero imprescindibles) del tipo "Che... ¿y seguís yendo a comer a la parrilla de Chicho?" o "¿sigue atendiendo el tarta en el kiosquito de Corrientes y Pueyrredón?", venía siendo hora de colgar. Y no fue hasta entonces que me soltó la bomba. "Y bueno -me dice- así que todo bien, lo único lo del secuestro virtual". Me lo dejó caer como quien te cuenta que se torció un tobillo jugando al fútbol. Automáticamente pensé en uno de esos virus que te cambian la password de algún archivo o del email y no te la restituyen hasta que no pagues un pequeño rescate. Pero no se trataba de eso. La historia que me contó me pareció tan de película que a medida que me la explicaba se me iba ocurriendo esta idea (en USA no había tildes ni eñes):
From: Cristian Date: 2008/9/25 Subject: Una preguntita corta y al pie To: Cesar
Negro... ayer le estaba contando a Trini (mi novia) lo del secuestro virtual de Sole y se me ocurrio escribir el guion de un corto con esa historia. Si... un corto. En la puta vida escribi un guion de nada... pero me parece que puedo hacer algo lindo con esto.
Como vos sos el "duenyo"... te queria pedir permiso para hacerlo. Te molestaria?
Un abrazote!
Chapi
Y la respuesta no tardó en llegar comunicándome que tenía luz verde ya que tanto Coppola como Almodóvar habían declinado la oferta por estar muy ocupados (al Negro le gustan esa clase de chistes). Lo escribí de a poco, basándome en una descripción de puño y teclado del mismísimo protagonista. Las primeras versiones se las envié a él y luego a otros amigos. Todos fueron haciendo aportes, ayudándome a pulirlo, corrigiendo desde las más flagrantes incoherencias hasta los mínimos errores de puntuación. En cierto momento me pareció que ya tenía una forma aceptable y la labor podía considerarse acabada.
Capítulo II
Se supone que, eventualmente, un guión termina transformándose en una pieza audiovisual. Entonces me dispuse a hacer una lista con las condiciones que tendrían que darse para que esto sucediera. Luego taché las que no estaban a mi alcance y el resultado fue éste:
Tener mucha guita
Tener mucho talento
Tener contactos
Ganar un concurso de guiones
Mi autoarengé para no tachar el último ítem alegando que no era tan difícil encontrar un jurado desprevenido. Quizás leerían mi texto recién levantados, o muy cansados antes de irse a dormir. "Participar no te cuesta nada", me dije.
Tras un poco de google dí con el candidato perfecto, el Concurso Florian Rey. No sólo era de temática libre, sino que incluso tenía una categoría de guiones latinoamericanos. Me pareció la opción perfecta aunque requería que me pusiese manos a la obra de inmediato. Sólo me quedaban cinco días para el cierre de inscripciones y necesitaba preparar todo lo requerido, incluyendo fotocopia de tu pasaporte y el guión por triplicado firmado con pseudonimo y tus datos reales en un sobre cerrado.
Fue una carrera contra reloj. Una vez tuve todos los papeles listos, los formularios debidamente rellenados e incluso un sobre gigante para meter todo dentro, me dispuse a imprimir las tres copias. Me dí cuenta de que me había olvidado de ponerle un título. Fue algo que dejé para último momento pensando que sería lo más fácil. Pobre iluso. Estoy seguro que a cualquiera se le ocurrirían mil nombres mejores, pero el tiempo me apremiaba. Entiendanme, por favor, por eso le terminé poniendo "Quilombo".
A los tres días, ya con el sobre gordo más que en camino, le estaba mostrando orgulloso a un compañero de trabajo la convocatoria del curso en el cual participaba. Cuando abrí ese maldito PDF por segunda vez noté que algo no iba bien. Le resté importancia, pero cuando mi amigo me dejó solo tuve que escribir un email:
Hola! Mi nombre es Cristian y hace un par de días mandé un guión al concurso. Asumiendo toda la culpa quiero decir que leí "febrero" en lugar de "enero" en la convocatoria. Hoy mientras le mostraba a un amigo el concurso en el cual supuestamente participaría caí en la cuenta de mi gran error. Envío este mail simplemente para pedirles que si existiera la remota posibilidad de incluir mi guión en el concurso (a pesar de llegar un mes tarde) estaría muy agradecido de que se contemplase. Sin más me despido atentamente dándoles las gracias por adelantado.
No hace falta ser un premio nóbel para adivinar la respuesta, ¿no?
Estimado amigo: Nada me gustaría más que complacerte, pero estamos obligados a cumplir las bases y no podemos hacer excepciones. Te agradezco tu participación y te aconsejo que guardes el trabajo y lo envíes a la próxima convocatoria que saldrá en noviembre. Un cordial saludo.
Entonces, queridos amiguitos, más allá de la satisfacción de haberlo escrito sólo me queda el consuelo que ustedes, en un acto de arrojo sin precedentes, dediquen un rato de su tiempo a estas páginas con mala suerte.
Al poco tiempo de llegar a España descubrí la manera de caerle bien, sin mentirle, a la mayoría de la gente. Experimenté al principio con varias alternativas a la hora de abordar una conversación por primera vez con un desconocido. La primera fue mencionar lo antes posible en la charla el motivo de mi emigración. Tras un breve intercambio de saludos intentaba de la manera más natural posible decir que venía a estudiar a una universidad, becado. Yo creía, ingenuamente, que eso me daría más aceptación pero al poco tiempo me dí cuenta que los estudiantes extranjeros, especialmente los latinoamericanos, somos moneda corriente y hemos perdido el exotismo ya hace varios años. Más tarde, y por un período muy breve, intenté utilizar la técnica futbolera. Es decir, pronunciaba la palabra Maradona lo antes posible, como si venir de su país me diera más crédito en materia deportiva y automáticamente me transformara en un gurú o algo así. En nada me dí cuenta de que la gente acá no adora a Diego, que sus pasos por el Barça o el Sevilla fueron sin pena ni gloria y que todos lo consideran (erróneamente, pobre) un cocainómano sin retorno. Así fueron pasando los meses y yo sin dar con la técnica de seducción del habitante local. Incluso se me pasó por la cabeza aprender tango, que siempre gana. Pero no hizo falta porque un día ocurrió el milagro. Un comentario al pasar que le hice a un compañero serbio lo cambió todo para siempre. Me fui corriendo a probar el truco con alguien autóctono... y funcionó. Supe instantáneamente que a partir de ese momento me podía meter a cualquiera en el bolsillo. Bastaba con que tarde o temprano mencionara las palabras mágicas: "en mi pueblo hay pingüinos". Decir algo así en el hemisferio norte (donde NO HAY de estos bichos) provoca una sobredosis de ternura en el interlocutor, quien automáticamente cambiará su cara de escrutinio por una de embobado. Como un oso de dibujitos animados al ver un tarro de miel, exactamente así. Entonces suele sobrevenir la pregunta: "¿pero habrá que viajar un poco para verlos, no?". Y entonces la estocada final: "No, a veces cuando vas a pescar aparece alguno, y sino a 5 min en kayak hay una isla con una colonia de miles de parejas". Redondos. Caen redondos al escuchar eso.
Muy probablemente haya utilizado (años ha) esta técnica con Trini cuando empezaba a "arrastrarle el ala". Al principio pareció dar resultados pero me fui dando cuenta de que como no se cuece en un hervor y sabe la fama que tenemos de mentirosos... nunca se lo terminó de creer del todo. Incluso al mostrarle fotos siempre me retrucaba que ella también había hecho un curso de photoshop. Entonces no me quedó más remedio que llevarla.
En nuestro viaje a la "Isla Pingüino", esta sí un poco más alejada de las costas de Deseado, vimos pingus de dos especies: Magallanes (a los que Trini visita en su casa) y Penacho Amarillo. De estos últimos nos encontramos con dos ejemplares completamente antagónicos: uno bautizado "Modelo" por su belleza, plumaje brillante y cuerpo esbelto y el otro "Moco" porque a pesar de ser pingüino estaba resfriado y en un estornudo casi me baña en pingumoco. Tan asqueroso como entrañable. Desde aquí, para ustedes dos, Modelo y Moco, dondequiera que estén les queremos rendir un humilde pero sincero homenaje:
La verdad es que tras releer todo esto me siento injusto con otros animales del pueblo que también son muy dignos de ver en acción como las toninas, los cormoranes, los lobos marinos y el oso Walter. Lamentablemente quedan opacados ante la simpatía generalizada hacia el pájaro bobo pero merecerían igualmente que se los admirara porque son espectaculares.
Nada de lo que pueda decir estará a la altura de lo que vivimos durante estos maravillosos días. Podría escribir un resumen de las cosas que hicimos pero no haría justicia nunca a lo bien que la pasamos. Me quedo con una frase que me dijo Renzo al llegar. Una frase hecha, un chiché, pero sin duda una verdad grande como una casa: "es como si no hubiera pasado el tiempo". Volver a casa y sentirte como en casa es una sensación preciosa. Lograr que alguien que va por primera vez se sienta como en casa tiene ya un mérito indescriptible. Gracias por eso, gente. Sin duda, de todo lo que pasó durante este mes hay una cosa que es claramente la más importante: haber visto varias veces estas sonrisas.
Para mí "cruzar el charco" es ir a Argentina. Lo demás son viajes trasatlánticos, pero no es cruzar el charco. En el primer cruce me moría de miedo. Del otro lado no me esperaba nadie en un país distinto en otro continente del hemisferio opuesto. La segunda vez, unos 6 meses después, decidí que no había mejor lugar donde festejar mi cumpleaños que casa. Al mes vino la tercera. Lo cruzaba de nuevo hacia ese mismo país ya no tan distinto donde algún conocido se alegraría de volver a verme. Hubo una cuarta, de nuevo dirección casa, con el cumple de mis dos viejos como una más que suficiente razón. La quinta fue un mes y ocho aviones más tarde. Volvía esta vez a un país muy parecido y ahora sí que me esperaba alguien con muchas ganas. Hoy es mi sexta y hasta ahora la más importante de todas. Esta vez voy a convertirme en tío. Voy a ver cómo por primera vez desde hace casi veinte años mi familia se agranda para siempre. Si este tipo de cosas no merece un cruce, entonces qué... ¿no? A la vuelta, en el séptimo cruce, afortunadamente no me va a estar esperando la persona que yo quisiera. No. Esta vez se estará bajando conmigo del avión. A los de allá: hasta mañana. A los de acá: nos vemos a la vuelta. A Trini: hasta la semana que viene en un país distinto en otro continente del hemisferio opuesto... con gente y pingüinos que te esperan.
jueves, 5 de febrero de 2009
Una curiosidad
Este es un post bastante corto. De hecho ya estoy llegando al final. Resulta que hoy "googleando" algunas cosas me dí cuenta que si uno busca los nombres de los números en inglés (es decir "one", "two" y así), mientras más grande sea el número, menos veces aparece en la web. Presento aquí la cantidad aproximada de páginas por búsqueda. 3,790,000,000 for one 1,690,000,000 for two 955,000,000 for three 651,000,000 for four 550,000,000 for five 516,000,000 for six 293,000,000 for seven 197,000,000 for eight 170,000,000 for nine
No creo que este hallazgo sea suficiente para terminar mi doctorado, pero estas pequeñas curiosidades me llaman siempre la atención. ¿Alguien más tiene algún descubrimiento revelador (de cualquier índole, no necesariamente googleano, ni siquiera informático) para contarnos?