Montjuic
Uhhh!!! estoy que me salgo de la vaina por contarles la historia de hoy. Para empezar, quedamos en juntarnos a las 4:00 en el museo del chocolate (ni idea que es) porque la entrada era gratis. Como no sabía dónde quedaba lo busqué en internet y vi que cerraba a las 3:00 así que cambio rotundo de planes: vamos al Montjuic.
Montjuic viene a ser como un cerro/montaña que está casi en el medio de la ciudad. Hay muchas cosas como un parque de diversiones, el estadio olímpico (que también es la cancha de Espanyol, el archienemigo del Barça), la antorcha olímpica, una cosa que se llama "Pueblo Español" que es un pueblo español :) pero de la edad media (no fuimos, eso me lo contaron).
Resumiendo, en el Montjuic hay un montón de cosas, pero nosotros sólo visitamos algunas por cuestiones de tiempo y otras que ya verán.
Antes de salir, Sergio me tira: "Cristian, ¿podemos calentar agua y llevar el mate?" yo pensé "Naaaaaaaaaaaaaaaa, a este lo argentinicé del todo!!!". Respuesta: "Obvio, mostro".
Arrancamos tomando el metro y haciendo combinación con el funicular, que es una especie de trencito pero especialmente para subir el cerro. Es muy particular porque el piso es inclinado (para que sea horizontal durante la subida/bajada) y además no tiene conductor, lo manejan todo remoto. Igual son re poquitos metros.
Una vez arriba recorrimos unos jardines muy bonitos y "redepente" nos encontramos con una cancha de fútbol. Como imaginarán, era el estadio olímpico mencionado con anterioridad. Adjunto fotografía tertimonial y pido perdon por el pelo pero como sabrán, los domingos no me gusta peinarme.

Bueno, seguimos caminando y nos encontramos con la "antorcha" olímpica. Las comillas las pongo porque para mí es una escultura a la antorcha más que una verdadera portaflama, en fin. Es graaaande, más o menos del tamaño de los molinos de Comodoro. Tiene publicidad de telefónica a los costados (maldito capitalismo invasor irrespetuoso) y está emplazada en un parque muuuuuy grande. También adjunto foto testimonial con "principio de póngase loco" para Pecho que me lo pide siempre (si alguien no entendió esto último, no se haga problema, es lo mismo que cuando Pettinato le hace un chiste al Chavo Fucks y nadie del público lo entiende porque sólo unos pocos saben de lo que se está hablando).

Una vez pasada la fiebre olímpica seguímos caminando y tras subir un montooooon de escaleras nos encontramos un mirador de la ciudad espectacular, con banquitos tipo plaza y todo. Da fe de esto la foto artística que me sacó Ferad (un aficionado a la cámara) y que comparto con ustedes a continuación.

Y acá viene la parte interesante: a mis espaldas en la fotografía de arriba había un murallón gigantesco (de grueso, de alto y de largo) y Ferad y Sergio estaban pesadísimos que querían visitar el castillo que estaba del otro lado. Bueno, empezamos a bordearlo para encontrar una entrada que nunca apareció y en una parte el relieve del lugar cambiaba y uno de los tres tiró "¿Y si saltamos?". Primera reacción, la negativa determinante obviamente. Ya cuando vas 30 minutos caminando esa dureza afloja y finalmente accedés. Bueno, la cosa es que saltamos el paredón y OH SORPRESA no era un castillo, era el "Cementerio de Montjuic".

En mi vida nunca jamás de los jamases vi un cementerio tan laberíntico y gigante como este. Créanme cuando digo que era muy grande. Tan grande que adentro tenía calles y pasaban autos y COLECTIVOS!!!. Si señor, había paradas de colectivos adentro del cementerio. Como sé que eso es muy pero muy difícil que alguien me lo crea y corro el riesgo de pasar por fabulero, mentiroso y demás afrentas, le saqué una foto:

Tan pero tan grande era el cementerio que estuvimos 2 (dos, si) horas buscando la salida. Parecía una película de terror porque cada vez oscurecía más y dábamos vueltas en círculo. En un momento nos dimos cuenta que teníamos que empezar a bajar cuantas escaleras se pudiera porque eso significaba que estábamos descendiendo la montaña. Así lo hicimos y al cabo de no poca marcha: otro paredón y la frontera con el mundo de los vivos. Escalarlo era fácil pero el salto para el otro lado se complicaba porque era un poco alto. Buscamos alternativas y decidimos hacer lo más común en estos casos: saltar y rogar que la leche que tomaste en tu infancia haya sido suficiente para no quebrarte ningún hueso. Primero Sergio, después Yo y por último Ferad. Ufff, safamos. Estabamos no sé donde pero afuera del cementerio. Una prostituta que estaba ahí haciendo sus negocios (recordemos que ya era de noche) nos habló los 15 minutos que estuvimos arriba del paredón pero no le entendíamos nada porque tenía un acento medio gitano tipo papa en la boca (ahí es cuando a todos se les ocurre una tracalada de chistes).

La cosa es que cuando pasamos junto a ella nos dice (ahora más cerca ya le entendí): "¿por qué no salieron por la puerta?" y señala a 20 metros de donde nosotros estábamos una terrible entrada al cementerio. Agarrada de cabeza, puteada en los respectivos idiomas y luego risas obviamente porque es una historia que seguramente recordemos por mucho tiempo o para siempre. No tengo foto de ese momento pero sí de cuando estábamos perdidos caminando entre quichimil tumbas:

Ok, genios. Espero que les haya gustado esta historieta. La verdad que yo me reí mucho y me pareció que valía la pena compartirla. Saludos a todos y nos vemos pronto!